Al morir Sara, Abraham, el patriarca de Mamré quedó viudo. Su hijo
Isaac, después de casarse con Rebeca, había dejado el techo paterno. Estos
cambios dejaron a Abraham solo, y esto le indujo a casarse de nuevo. Esta vez
se casó con Cetura (Génesis 25: 1) la cual le dio seis hijos. Ella era una “concubina”
sin los privilegios de una esposa ni derechos
hereditarios para los hijos. Cetura pasó a ser la segunda esposa de Abraham y
es la primera mujer que se nos menciona que estaba dispuesta a casarse con un
hombre que lo hacía por segunda vez. Cetura
se nos presenta como un tipo distinto de esposa. No como una joven que dedica
su vida al marido con cariño sino como una esposa que tiene cuidado de una
persona de edad avanzada. Esto implica devoción, que combina el afecto de
esposa con el de madre. Es como la hija mayor que cuida al padre. No se trata
de una relación romántica. No representa un matrimonio ideal. Pero es un
matrimonio el cual la pasión, que ya no es vehemente adquiere cualidades
altamente éticas. Cetura ocupa una peculiar posición como esposa de un hombre
con un segundo matrimonio. No se trató de un matrimonio de conveniencias, o como
se dice hoy un "unir los recursos" o cualquier otro arreglo por
razones superficiales. Suponemos que Cetura se entregó en una sincera devoción
hacia Abraham y que hubo consagración de calidad en que el amor se combina con
el deseo santo de ser una ayuda para el que está solo y solitario.