“Un día, un joven estudiante naturalista sube a una vieja balsa guiada
por un viejito. En el viaje el joven, sorprendido por la inmensidad de paisajes
del lugar, le pregunto al viejito que estaba ocupado con su trabajo: -Buen día
señor, veo que usted hace mucho que esta en este “rubro” – Si, toda mi vida fui
balsero -Vea usted, ¿y siempre recorrió este mismo camino que estamos
recorriendo ahora mismo? -Sí, es un camino muy transitado, que me deja el
dinero necesario para vivir. -Entonces sabrá usted que son esas hermosas
piedras que veo a la orilla, ¿Cómo se llaman? -No señor, disculpe que no sepa
responderle, pero no sé cómo se llaman esas hermosas piedras. -Ahhh, entonces,
amigo, ha perdido una gran parte de su vida por no conocer la amplia variedad
de estas piedras hermosas. El balsero, sin saber que responder, siguió
dirigiendo la balsa, mientras el Estudiante observaba el paisaje. En un momento
el Estudiante vuelve a dirigir la palabra hacia el balsero, y le pregunta: -¿Usted
sabe que son esas hermosas flores, de los colores más variados, que florecen a
la orilla de estas aguas? -No señor, no lo sé. Sé que son flores, pero no sé qué
flores son. -Ahh, entonces, amigo, usted ha perdido otra gran parte de su vida
al no conocer la hermosa variedad de flores del lugar. El balsero, nuevamente
sin decir nada, continuo con su viaje por el rio, mientras el Estudiante
observaba la naturaleza. En un momento, el Estudiante volviendo a dirigir la
palabra al Balsero, le pregunta: -Disculpe, ¿Usted sabe cómo se llaman esos
hermosos peces que nadan por las cristalinas aguas de este río? -No señor, solo
sé que son peces, pero no se sus nombres y nada referido a ellos. – Ahh, que
lastima, entonces, sepa usted que ha perdido una gran parte de su vida al no
saber nada de peces, ni de flores, ni de rocas… Al momento siguiente, el
balsero se da cuenta que la balsa comienza a hundirse de forma rápida, y le
pregunta al Estudiante: -Disculpe, ¿Usted sabe nadar? -No, no lo sé, nunca se
me dio la oportunidad para aprender. – Ahh, que lastima, entonces amigo, ¡Epa
que usted va a perder toda su vida!