martes, 18 de julio de 2017

Lo que se pudo haber evitado


Absalón fue el tercer hijo del rey David el cual tuvo muchas esposas y demasiados hijos. David era un hombre muy ocupado resolviendo asuntos de estado por lo que la crianza de los hijos fue nula. Su palacio estuvo lleno recelos, intrigas, celos y odios, incesto y asesinato. Los problemas en la familia inician con la violación de Tamar, hermana de Absalón por parte de su medio hermano mayor Ammón, ante lo cual el rey David no hizo nada al respecto provocando que Absalón tomara la justicia por su propia cuenta dos años más tarde. Absalón huye a la casa de su abuelo por espacio de tres años para crear su propio reino dentro del reino de David convirtiendo en rebeldes a varios de los súbditos leales al rey. 2 Samuel 18 nos presenta el infame y triste final de Absalón en medio de una batalla entre los ejércitos de padre e hijo.  David recibe la noticia de la muerte de su hijo y se angustia en gran manera probablemente recordando la desdichada vida de Absalón y los dolorosos recuerdos de sus miles de fallas como padre. ¡Ay, pero ya era demasiado tarde! Un hogar infeliz produce hijos desequilibrados. David fue todo un éxito en cuanto a realizaciones públicas, pero en lo referente a su familia fue un fracaso. La falta de disciplina paterna genera inseguridad y resentimiento en los hijos y el no restablecer una relación rota ocasiona heridas que nunca cicatrizan. La muerte del hijo dejo en David un remordimiento que no era más que el solo deseo inútil de haber hecho las cosas de una manera diferente…