En el silencio indescriptible marcha el más sabio de los consejos,
la palabra más dulce, la verdad más pura. Es en el camino del silencio donde se
construyen las grandes bases, los más fuertes cimientos, los más elementales
pensamientos que trasmiten la paz de los tiempos. Las acciones más nobles nacen
del silencio. Cada palabra sin pronunciar es doblemente poderosa si nace del
silencio con que se manifiesta el pensamiento. El silencio es la llave para
detener las ambiciones, los ímpetus, las energías desbordadas. El silencio
nutre el pensamiento porque es su esencia. La tristeza se lleva mejor en el
silencio porque las emociones intensas son de origen personal. Nadie siente con
la misma intensidad, por ello no es posible sentir igual. Sólo es posible
sentir en silencio y en soledad. El silencio y la soledad son complementos. La
soledad es el silencio del alma y el silencio es la soledad de las palabras. La
palabra es un don tan hermoso que es mejor dejarla ir solo cuando es
estrictamente necesario. El silencio es la voz del corazón hablando contigo. Es
lo que expresa tu corazón. Por eso hay que escuchar lo que dice el corazón en
silencio y si es necesario dejar al corazón expresar con el verbo. Lo que se
dice pocas veces es igual a lo que se siente. El silencio es la elocuencia del
corazón. Sólo en el silencio aprendes a escuchar. Si escuchar es la razón de la
comprensión, el silencio es la razón de la sabiduría. Sé entonces como el
silencio, aparentemente inexistente pero firmemente útil.