Gruocho Marx dijo que: “La política es el arte de buscar
problemas, encontrarlos, hacer un diagnóstico falso y aplicar después los
remedios equivocados”. Una nación no podrá crecer mientras existan
organizaciones egoístas, ricas en derechos y privilegios, pero paupérrimas en
deberes y compromisos con el desarrollo y bienestar nacionales. Aquí se cumple
aquella alegoría de Nietzsche: “Las aves de rapiña que se roban los corderos
dicen de estos: No tenemos absolutamente nada en contra de estos buenos
corderos; todo lo contrario, la verdad es que los adoramos ¡Nada más sabroso
que un cordero bien tierno!” Ahora, entre un gobierno que lo hace mal y un
pueblo que lo consiente, hay cierta complicidad vergonzosa. Es muy triste
coincidir con grandes pensadores cuando manifestaron como es el caso de
Maquiavelo, que la política es el arte de Engañar. A este respecto Domur dijo
que: “La política es el arte de servirse de los hombres haciendo creer que se
les sirve”. Para Monsivais la política es el arte de vender simultáneamente el
gozo de la estabilidad y la paranoia ante el caos. Mas risible la definición de
Clarasò al expresar que la política es el arte de obtener dinero de los ricos y
votos de los pobres con el fin de proteger a los unos y a los otros. Es increíble
cómo han cambiado los tiempos; al principio la política le impedía a la gente
meterse en lo que le importaba. Hoy en día la política compromete a la gente a
decidir sobre lo que no entiende.