Las personas de este mundo se dividen en tres grupos: los que
tienen, los que no tienen y los que no han pagado lo que tienen. Muchas
personas creen que pueden gastar su dinero indiscriminadamente sin sufrir las
consecuencias y hasta llegan a creer que vinieron a este mundo solo a tener
deudas. Benjamín Franklin dijo que: “Es mejor acostarse sin cenar, que
levantarse con deudas”. Ahora, el dinero es un siervo maravilloso, pero un amo
terrible. Si se pone encima de ti y tu quedas debajo, te convertirá en su
esclavo. Peor aún, es cuando debes responsabilizarte por deudas que no son
tuyas. “No respondas por compromisos ajenos, ni seas fiador de las deudas de
otros, dijo Salomón, porque si no puedes pagar, correrás el riesgo de perder
hasta la cama”. La deuda puede sacar al deudor de emergencias económicas
inmediatas y puede hundir económicamente al fiador que se endeuda por otros. Mi
abuela tenía un dicho: “Solo fio a adultos mayores de ochenta años acompañados
de su abuelito”. Es terrible pagar el doble o más por el costo de un artículo a
crédito, porque empobrece a quien lo compra y enriquece a quien lo vende. ¡El
rico más rico y el pobre más pobre! Grábate esto: ¡Tú no naciste para que el
fruto de tu esfuerzo se vaya en pagar deudas! Así que se prudente. Son tus
decisiones y condiciones lo que determina tu destino. ¡No es posible que hayas
nacido solo para pagar deudas y morir!