miércoles, 21 de marzo de 2018

Hablar o comunicar



El Ducke de Wellington dijo: “No hables hasta que estés seguro de que tienes algo que decir, y sepas que es; entonces dilo y luego siéntate”. El sabio habla porque tiene algo que decir; el tonto, porque tiene que decir algo. Es mejor ser rey de tu silencio que esclavo de tus palabras; por eso es mejor permanecer callado y parecer tonto que hablar y despejar las dudas definitivamente. Recuerda aquello que dice: “Dime como hablas y te diré quién eres”. Ahora, el que sabe pensar pero no sabe expresar lo que piensa, está en el mismo nivel del que no sabe pensar. Tres cosas importan en un discurso: quien lo dice, como lo dice y que dice. De todas ellas, la última es la menos importante. Lo que sí es importantes es la elocuencia la cual se logra por el dominio del tema que se desea tratar. ¿Sabías que un minuto de oratoria requiere una hora de preparación? Además es muy bueno poner energía a lo que decimos y decirlo con seguridad. Pero no con mucha seguridad. ¡Solo los ignorantes están seguros de todo! Y cuando vayas a hablar ¡No levantes la voz, mejora tu argumento!