Un proverbio irlandés dice: “Solo cuando tocas fondo no hay nada
que perder, sino solo crecer”. A partir de ahí, debemos lamentar nuestros
errores y aprender de ellos, pero nunca llevarlos hacia el futuro con nosotros.
Se recomienda usar el pasado como trampolín ¡No como sofá! El fracaso es parte
de la vida; si no fracasas, no aprendes y si no aprendes, no cambias. El
fracaso es la oportunidad de comenzar otra vez, con más inteligencia. Vale más
fracasar honradamente, decía Sófocles, que triunfar debido a un fraude. La
derrota no es el peor de lo fracasos. No intentarlo es el verdadero fracaso.
Porque quien piensa en fracasar, ya fracasó antes de intentar; quien piensa en
ganar, lleva ya un paso adelante. ¿Lo intentaste y fracasaste? No importa ¡Inténtalo
de nuevo! Fracasa otra vez pero fracasa mejor. Como yo lo veo, si usted quiere
tener el arcoíris tiene que soportar la lluvia. Recuerde que existen fracasos
que no son fracasos. También existen fracasos que terminan en fracasos y
también existen fracasos que se convierten en éxitos. El fracaso no significa que Dios te ha
abandonado, sino que tiene una idea mejor. Mire los errores del pasado y hágase
la promesa de no volver a cometerlos e inmediatamente mire hacia el futuro bajo
el lema: ¡Ni un día sin estar alerta!