Un músico debe hacer música, un pintor debe pintar, un poeta debe
escribir, si a final de cuentas quiere ser feliz. A esta necesidad podemos
llamarla autorrealización. Pero no solo se trata de realizar tal acción ¡Hay
que hacerla bien! Cuando lo haces bien, crees que vales la pena. Cuando
sacrificas mucho y finalmente lo haces bien, se siente bien de verdad. Todo
organismo tiende hacia la autorrealización. Cuando los perros pastores cuidan
el ganado es cuando son más felices; en ese momento cambia toda su conducta: se
centran y están alerta, tiene un aire orgulloso y se mueven con gracia y
finalidad. Casanova decía que: “Si un hombre se mete en la cabeza hacer
determinada cosa y se consagra en forma exclusiva a ese objetivo… ese hombre
podrá llegar a convertirse en Gran Visir o Papa”. Si uno avanza confiadamente
en la dirección de sus sueños, y se esfuerza por vivir la vida que ha
imaginado, se encontrará con un éxito inesperado en algún momento. ¡Trabaja
duro en silencio y deja que tu éxito haga todo el ruido! Únete con gente que te
de “valor agregado”, gente “con hambre”, “imparables” que reconstruyen sus
vidas y quieren más. Donde haya un árbol que plantar, plántalo tú. Donde haya
un esfuerzo que todos esquivan, hazlo tú. Se tú el que aparta la piedra del
camino…