Se ocultó tu sol caliente, se cerró tu limpia fuente cuando estalló
la tristeza. En mi soledad doliente permanecí indiferente al conocer tu vileza.
Te apartaste de mi vida, no me curaste la herida cuando llegó la traición.
Era tu amistad fingida, interesada y podrida, muy lejos del corazón.
El agua de aquel torrente es hoy fango maloliente de tu espíritu mezquino.
Eres parte de esa gente que traiciona, engaña y miente para llenar su
intestino.
Mi afecto hacia ti crecía sin saber la hipocresía de tu rendida
amistad. Confié en una utopía, en la bella fantasía del bien y la caridad.
Son oscuros los colores de aquellas brillantes flores de fe y de
sinceridad. Ya no son deslumbradores, están hechos con dolores de tu cruel
falsedad.
Soñaba con una nueva vida en la rama florecida con amor fiel de un
amigo. Hoy la realidad suicida de tu lado me desliga y hace de ti mi enemigo.
Fuiste en verdad un hermano, el Caín soberbio y vano que quiso
heredar el cielo. No me tendiste la mano, por salvar tu barro enano, triunfar
es tu único anhelo.
No me ahoga la tristeza porque tengo la certeza del sincero amor
de Dios. Por su infinita nobleza, y sin ninguna aspereza, amigo, te digo adiós.