Dios otorgó a cada uno de nosotros una parte vital de su obra en
este mundo. Hemos sido escogidos no sólo para formar parte de su creación, sino
también para servirle como instrumentos para compartir su Palabra de Vida: Las
buenas nuevas. Las buenas nuevas que anuncian que los huérfanos pueden ahora
llegar a ser hijos del Padre celestial; que vidas destrozadas pueden
convertirse en vidas nuevas; que esclavos pueden ahora librarse del poder
controlador de la culpa y del temor que produce el pecado. El evangelio ha llegado!!!
Dios quiere revelar las buenas nuevas de su amor restaurador a los que sufren
desesperadamente, siempre y cuando éstos estén dispuestos a escucharle. Él
quiere colocar su brazo fuerte alrededor de sus corazones oprimidos y
quebrantados, y estrecharles con amor. A los que se acercan al Dios santo con
sus corazones contritos y humillados, el profundo amor del Salvador les da paz,
poder y una nueva dimensión de vida. Dios nos llama a ser sus instrumentos por
los cuales El busca dar vida a los hombres, como también espera que
sacrifiquemos nuestras vidas por los demás. Jesús dijo: “De cierto, de cierto
os digo, que si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda solo; pero
si muere, lleva mucho fruto. El que ama su vida, la perderá; y el que aborrece
su vida en este mundo, para vida eterna la guardará. Si alguno me sirve, sígame;
y donde yo estuviere, allí también estará mi servidor. Si alguno me sirviere,
mi padre le honrará”.