Esta es la historia de una joven ciega que se odiaba a sí misma, y
a todo el mundo por ser ciega. Odiaba a todos, menos a su novio que la quería
mucho. Un día, consiguió un par de ojos sanos. La operaron y pudo ver. Cuando
lo hizo, el Novio le preguntó si se casaría con él, A lo que ella respondió que
no, Porque se dio cuenta que él era ciego. El novio, triste, lo comprendió y se
despidió de su vida. En su partida le dijo: “Tan solo te pido que cuides bien
de mis ojos, que ahora son los tuyos. Te amo.” Hoy, antes de decir algo destructivo, Piensa en los que no pueden
hablar; y antes de quejarte del sabor de tu comida, piensa en los que no tienen
que comer. Antes de quejarte de tu pareja, piensa en los corazones solitarios y
tristes que añoran un compañero. Antes de quejarte de tus hijos, piensa en
quienes no los tienen y los desean; cuando estés cansado y reniegues de tu
trabajo, piensa en los millones que están desempleados y quisieran el tuyo. Antes
de señalar con el dedo, y tomarte la atribución de juzgar, recuerda que todos
hemos cometido errores, y lo seguiremos haciendo. Y cuando el cansancio y las
tinieblas quieran timarte y llenarte de pensamientos negativos y destructores ¡SONRIE!
Y da gracias a Dios porque estas vivo y todavía andas por aquí. La vida no es
eterna para nadie, es un regalo, una aventura, una celebración, un hermoso
viaje.