Carmencita, una señora "muy mayor", le pide a su hijo: -
"Nene", (el nene tiene 62 años, calculen la edad de la mamá) - Si mamá, le dice el nene... - Bueno, quiero hacer una reunión
con las chicas y me gustaría que me organices un poco... - Como no mamá,
quédate tranquila que yo te arreglo todo. - Arreglar, ¿Qué? - ¡La fiesta mamá! -
¡Ah sí! ya me había olvidado. Esa tarde el hijo llama a la madre a la cocina, y
le muestra un papel pegado en la nevera: 1) Servir té, 2) Servir sándwiches, 3)
Servir más té y 4) Servir torta. ¡Qué bueno! dice la señora, ahora no tendré problemas...
gracias "nene". Esa tarde llegan las "chicas"... Carmencita,
buena anfitriona, las acomoda en la sala, se excusa y va a la cocina… Lee: 1) Servir
té. Y les lleva té a sus amigas, en una coqueta mesita... Al rato de conversar
sobre sucesos actuales (Carmencita, te acordáis cuando en 1959...) Carmencita,
nerviosa, vuelve a la cocina y lee otra vez: 1) Servir té. Y les sirve más
té... así 4 veces. Por fin las viejitas se van. Una de ellas le susurra a otra
mientras salen del edificio: -Tota, ¿Viste a Carmencita? qué mala anfitriona...
¡Ni un té nos dio! Tota, le responde: -¿Carmencita? ¿De qué Carmencita me
hablas? Esa noche el hijo de Carmencita llega a la casa de su madre y se
asombra al ver que los paquetes sandwiches y la torta están intactos. Le
pregunta: - Mamá, ¿Qué pasó? Carmencita le responde: - Podrás creer que esas
viejas, ¡No vinieron1