Poca gente entiende el concepto: “No se lo digas a nadie”. La cosa
más tóxica que puede hacer usted mismo, es dejar que demasiadas personas sepan su
vida personal. Recuerde que su amigo tiene un amigo y el amigo de su amigo
tiene otro amigo ¡Que no necesariamente es su amigo! Cohelo decía que “El
enemigo no es aquel que tienes delante con la espada en la mano. Es el que está
a tu lado con el puñal en la espalda”. ¿Cómo pretendes que otro guarde tu
secreto si tú mismo, al confiárselo, no lo has sabido guardar? Beethoven dijo: “No
confíes tu secreto ni al más íntimo amigo; no podrás pedirle discreción si tú
mismo no la has tenido”. La amistad es una de las muchas caras del amor, y el
amor acepta a su compañero incondicionalmente y permite que cada uno crezca en
su propio camino. Es un acto de fe en otra persona ¡No un acto de rendición! El
que revela el secreto de otros pasa por traidor; el que revela el propio
secreto pasa por imbécil. ¡Respétate a ti mismo lo suficiente, para hacerte
respetar! Nunca les cuentes demasiadas cosas de ti a los demás. Recuerda que en
tiempos de envidia, el ciego comienza a ver, el mudo a hablar y el sordo a oír.