jueves, 26 de abril de 2018

¿Amor o capricho?

Nunca confundas un capricho con el amor. El amor es paciente y da tiempo a la relación para que crezca. El capricho es impaciente, imprudente, impulsivo e irrazonable. Arthur Schopenhauer decía que: “Todo capricho surge de la imposición de la voluntad sobre el conocimiento”. El capricho es ciego y eso prefiere ser. No deja ver tal cual es la otra persona porque te ciega. El capricho es un amor falso, irreal y suele ser muy egoísta. La terquedad pertenece al capricho, en cambio la firmeza es propia de la razón. El amor se controla así mismo y desea lo mejor para el otro. El capricho es obstinado y exige que se hagan las cosas a su manera. El amor se centra en la persona y en su carácter, y no solo en sus rasgos exteriores. El capricho se basa sobre expectativas, condiciones idealistas y se enreda con las sensaciones del momento. El amor supone lo mejor en el otro mediante una confianza implícita. El capricho está inseguro de sí mismo, lo que le pone celoso y hace posesivo del otro. ¡Lo anterior se manifiesta en peleas constantes! El capricho dice amar a cualquier precio olvidando que el amor no tiene precio. Aferrarse a una persona como un capricho más de la vida, termina en frustración y sufrimiento. Nunca olvides que no existe el amor a primera vista, solo el deseo y el capricho del cuerpo. No importa el tiempo que se deba esperar, si el amor es verdadero siempre estará esperando por ti.