No podemos convertirnos en lo que debemos ser si permanecemos
donde estamos y si esperamos por condiciones perfectas, nunca lograremos nada. La
mediocridad es lo excelente para los mediocres y el conformismo los lleva al
precipicio de las necesidades futuras. Salomón dijo: “Mucho duerme el perezoso;
mucha hambre va a aguantar”. ¡No hay nada más terrible que ver la mediocridad
en acción! Frente a la muchedumbre, los mediocres son los más elocuentes. Unas de
las mayores pruebas de mediocridad es no saber reconocer la superioridad de los
demás. La mediocridad, posiblemente, consiste en estar delante de la grandeza y
no darse cuenta. Los grandes espíritus siempre han encontrado una violenta oposición
de parte de mentes mediocres. Wilde dijo: “Cada acierto nos trae un enemigo.
Para ser popular hay que ser mediocre”. Los hombres mediocres, que no saben qué
hacer con su vida, suelen desear el tener otra vida más infinitamente larga. Un
mediocre se deja disuadir por el obstáculo aparente; los fuertes, no. Perecer
es su quizás, conquistar es su certeza. La lógica superior dice: “Si alguien
puede hacerlo, significa que yo también puedo hacerlo. Si nadie puede hacerlo,
significa que debo ser el primero en hacerlo. La lógica mediocre dice: “Si alguien
puede hacerlo, que lo haga El. Si nadie puede hacerlo ¿Por qué tengo que
hacerlo yo?”