Muchas personas tienen miedo a confiar en los demás debido a las
experiencias negativas del pasado. Están tan acostumbrados a sufrir que cuando
llega una persona y los trata bien, con respeto y les brinda su cariño, todo
les da miedo. Otros tienen miedo de volverse cercanos a cualquier persona,
porque todos aquellos que dijeron: “Yo siempre estaré ahí para ti”, se fueron.
Quieren y pueden volver a confiar, pero siempre tendrán la duda y el miedo de
que vuelvan a fallarles otra vez. Sin embargo, la inacción cultiva el miedo. La
acción cultiva la confianza y el valor. Si usted quiere conquistar el miedo, no
se quede sentado pensando acerca sobre este. ¡Salga y ocúpese! Aprenda a
confiar en lo que está ocurriendo. La confianza nunca proviene de tener todas
las respuestas, sino de estar abierto a todas las preguntas. Recuerda que un pájaro
posado en un árbol nunca tiene miedo de que la rama se rompa, porque su
confianza no está en la rama sino en sus propias alas. Escríbele una carta a tu
miedo: “Querido miedo… Tengo que decirte que lo nuestro se acabó. Ya he tenido
suficiente. Ya me has frenado en demasiadas ocasiones y no estoy dispuesto a
aguantar esta situación ni un minuto más. Además, he conocido a otros mucho más
interesantes que tú. Se llaman confianza, ilusión y esperanza. Así que me
despido porque me voy con ellos. A partir de aquí empieza a confiar en alguien y
deja atrás el miedo que tienes...