La máscara que usan determinadas personas puede ser más cerca de
la esencia, más adecuada para su ser que la cara que tienen. Oscar Wilde decía:
“El hombre es menos sincero cuando habla en su nombre. Dadle una máscara y os dirá
la verdad”. ¡Si se la quitas, callará como el resto! Cada uno se cambia de máscara
por diferentes motivos. Algunas máscaras nos la ponemos porque es como queremos
ser en realidad, otras nos las ponemos porque no soportamos enfrentarnos a lo
que hay debajo o porque es lo que otra persona necesita que seamos y algunas máscaras
nos las ponemos porque esperamos permanecer ocultos. A otros les gusta tanto el
carnaval que vive todo el año entero con una máscara. ¿Cuál es el problema de
ponerse máscaras? ¡Es que pueden arrancártelas en cualquier momento! Tarde o
temprano la máscara cae desenterrando la verdadera esencia. El tiempo no cambia
a las personas ¡Les quita la máscara! ¿Sabías que la falsedad es una máscara
que cada vez tiene más gente? ¿Cuántas veces con el semblante de la devoción y
la apariencia de acciones piadosas engañamos al diablo mismo? Fabricamos una máscara
para encontrarnos con las máscaras de los demás. Y luego nos preguntamos por qué
no tenemos a quien amar, por qué nos sentimos tan solos…