“A Dios no se le puede engañar, dijo San Pablo. Todo lo que el
hombre sembrare, eso es lo que recogerá”. (Gálatas 6: 7) Lo que hoy seas capaz
de sembrar, será lo que mañana cosecharás. Tu futuro depende de lo que realices
en tu presente. Eres libre de tus actos pero no de sus consecuencias. Charles
Reade dijo: “Siembra un acto y cosecharás un hábito. Siembra un hábito y
cosecharas un carácter. Siembra un carácter y cosecharas un destino”. Ahora, antes de sembrar la semilla piensa si podrás
cuidar la flor. El mundo está lleno de gente que quiere recoger frutos de árboles
que nunca sembraron. No juzgues tu día por cuanta cosecha lograste recoger,
sino por cuanta semilla lograste sembrar. Vale más sembrar una cosecha nueva
que llorar por la que se perdió. Si no te cansas de sembrar el bien, a su
debido tiempo cosecharás el fruto. Nunca olvides que en la vida recibes lo que
en su día sembraste. Quien siembra árboles, cosecha alimentos. Quien planta
flores, cosecha perfumes. Quien siembra trigo, cosecha pan. Quien siembra alegría,
cosecha felicidad. Quien siembra cariño, cosecha gratitud. ¡Siembra para
cosechar, cosecha para dar y da para sembrar! Humíllate para sembrar la semilla
del árbol que un día te cubrirá. George Eliot dijo: Nunca van a llover rosas.
Si queremos tener más rosas debemos sembrar más árboles”.