Yusuf el terrible turco era un luchador de 140 kilos que había
salido de su Turquía natal y había emigrado a los Estados Unidos en busca de
fama y fortuna. Pronto se convirtió en el luchador más popular. La gente de
todos los rincones del país se arremolinaba para ver cómo derrotaba a sus
oponentes. Yusuf era, realmente, un forzudo. Pero tenía una debilidad, el oro.
En los tiempos en que competía el Terrible Turco, las monedas de oro eran de
curso legal en América. Cada vez que Yusuf ganaba un partido, exigía que le
pagasen en monedas de oro. Tan pronto como le pagaban, metía las monedas en el
cinturón monedero que llevaba a la cintura. Un día, Yosef anunció que su
carrera como luchador se había acabado. Se retiraba y regresaba a su país
natal. Ya no competiría más. Tenía todo el oro que necesitaba. A bordo de un
gran vapor, Yusuf emprendió viaje hacia Turquía. Pero, en la segunda noche de
la travesía, se desató una terrible tormenta. Pronto, el barco empezó a
hundirse. La tripulación recibió orden de arrojar los botes salvavidas al agua.
Yusuf cruzó corriendo la cubierta. Al ver un bote a la deriva a poca distancia
del barco, el forzudo se arrojó al océano. Pero cuando empezó a nadar hacia el
bote, el peso de las monedas de oro lo arrastró hacia abajo y él y su fortuna
nunca más fueron vistos. Yusuf hizo que el oro fuese su dios y este lo
destruyó. Algo en que pensar: ¿Hay algo en tu vida que te arrastre hacia abajo?