-“Te amo” – dijo el principito… -“Yo también te quiero” – dijo la
rosa. -“No es lo mismo” – respondió él… “Querer es tomar posesión de algo, de alguien…
es hacer nuestro lo que no nos pertenece, es adueñarnos o desear algo para completarnos,
porque en algún punto nos reconocemos carentes. Querer es esperar, es apegarse
a las cosas y a las personas desde nuestras necesidades… Cuando el “bien”
querido no nos corresponde, nos sentimos frustrados y decepcionados. Si quiero
a alguien, tengo expectativas, espero algo. Si la otra persona no me da lo que
espero, sufro. El problema es que hay una mayor probabilidad de que la otra
persona tenga otras motivaciones, pues todos somos muy diferentes… Amar es
desear lo mejor para el otro, aun cuando tenga motivaciones muy distintas. Amar
es permitir que seas feliz, aun cuando tu camino sea diferente al mío… Por
esto, el amor nunca será causa de sufrimiento. Cuando una persona dice que ha
sufrido por amor, en realidad ha sufrido por querer, no por amar. Se sufre por
apegos. Si realmente se ama, no puede sufrir, pues nada ha esperado del otro. Cuando
amamos nos entregamos sin pedir nada a cambio, por el simple y puro placer de
dar… Amar es la confianza plena de que pase lo que pase vas a estar, no porque
me debas nada, no con posesión egoísta, sino estar, en silenciosa compañía.
Amar es saber que no te cambia el tiempo, ni las tempestades, ni mis inviernos…
Dar amor no agota el amor, por el
contrario, lo aumenta. La manera de devolver tanto amor, es abrir el corazón y
dejarse amar.” -“Ya entendí” – dijo la rosa. -” No lo entiendas, vívelo” -dijo
el principito. ~ Antoine de
Saint-Exupéry —