jueves, 29 de junio de 2017

Lo que nunca fue


Era increíble, cómo perder algo que nunca había sido suyo le pudo afectar tanto. Sin embargo, no podía retener a quien no quería quedarse, fue valiente y aprendió a decir ADIOS. Tal vez su error fue ilusionarse con un amor que nunca existió. Siempre recibía lo que al otro le sobraba, nunca fue un compartir, era solo limosna. Lo intentó todo, lo quiso todo, tuvo lo que podía y perdió lo que no le pertenecía. ¡Al final no perdió nada! Solo había intentado retener, a toda costa, lo que en cualquier momento tenía que marcharse. Dejó de llorar porque las tormentas no duran para siempre, aceptó de una vez y se liberó de lo que nunca fue. Ya no le cuesta apretar el botón para borrar sus mensajes, no le hace falta llamarlo y por la noche no desea verlo. Perdió el interés acerca de donde está o que hace y olvidó el momento en que sufrió por su partida y como su vida giraba en torno a la suya. ¡Olvidó lo que sentía y recordó lo que valía! No mucho tiempo después, el pasado le hizo una invitación… ¡Una invitación a volver! -¿Volver? ¿A qué? ¡No tienes nada nuevo que ofrecerme! Nunca vuelve quien se fue, aunque regrese. Sería un error mirar lo de ayer con ojos de hoy, querer que las cosas vuelvan a ser igual cuando ya no soy la misma persona, como si se pudieran reciclar los suspiros o dar un mismo beso por segunda vez- Le dijo al pasado que no insistiera más porque no iba a mirar atrás y le agradeció por las lecciones. Tenía claro que su único camino era hacia adelante. Así termino la historia, esa historia, la que nunca comenzó.