domingo, 25 de junio de 2017

Todos vamos a morir


Todo está en las manos de Dios. En sus manos están todas las acciones de los sabios y de los honestos, pero nadie sabe si Dios les mostrará su favor. Lo mismo da ser justo o malvado, bueno o malo, religioso o no religioso, estén o no ceremonialmente puros. Las personas buenas reciben el mismo trato que los pecadores, y las personas que hacen promesas a Dios reciben el mismo trato que los que no las hacen. Y eso es lo malo de todo lo que se hace en esta vida: que todos tengamos el mismo final. ¡Todos paramos en el cementerio! No hay mucho donde elegir, aunque “mientras haya vida hay esperanza”. Como se suele decir: “¡Más vale perro vivo que león muerto!”. Los que están vivos al menos saben que un día van a morir, pero los muertos ya no saben nada ni esperan nada y muy pronto son olvidados. Con la muerte se acaban sus amores, sus odios, sus pasiones y su participación en todo lo que se hace en esta vida. Ya no son parte de nada en este mundo. ¡Animo pues! Come tus alimentos con alegría y bebe tu vino con un corazón contento, ¡porque Dios lo aprueba! ¡Vístete con ropa elegante y échate un poco de perfume! Puesto que Dios nos ha dado una corta vida en este mundo, disfrutemos de cada momento con el ser amado. Todo lo que hagas, hazlo con alegría. Vamos camino a la tumba, y allá no hay trabajo ni proyectos, ni conocimiento ni sabiduría. (Salomón)