Todos tenemos nuestros demonios y en algún momento queremos huir
de ellos porque nos superan. Pero según lo veo yo, puedes huir de tus problemas
o aprender. Huir de tus problemas, sin saber a dónde ni por qué, es una carrera
que jamás ganaras porque lo que llevas dentro te seguirá a donde vayas. Puedes
huir lejos pero tu mente seguirá recordando aquel lugar y aquellos momentos. Mientras
más huyas, mas cansado vas a estar cuando tus problemas te alcancen, porque te
perseguirán como si esa fuera su afición. La huida no ha llevado a nadie a
ningún sitio. No hay posibilidad de escape de la evasión continua. De
distraernos, de evitar la confrontación, Después de todo, ¿Cómo puedes huir de
lo que está dentro de ti? La solución al problema no es huir, es enfrentar tus
miedos o te pasarás la vida huyendo. Una huida no es libertad, es una mudanza
de problemas. Recuerda que el mundo es tan pequeño que podrías volver a toparte
con ellos. El problema de huir de tus problemas, es que también huyes de
algunas soluciones. Así que no malgastes el tiempo en intentarlo, el tiempo que
deberías usar para solucionarlos. Deja de huir, de tratar de escapar… entre más
huyes y te escapas menos te encuentras a ti mismo, porque puedes escapar de
todo menos de ti mismo. Lo mejor de nuestra piel es que no nos deja huir. Siempre
habrá un motivo por el que continuar. Elena Poe dijo en una ocasión: “Un día
despiertas y decides no estar triste, entonces el miedo tiembla, te encuentras
a ti mismo y por primera vez no quieres huir…