Llega la noche oscura y misteriosa, con bellas historias y
recuerdos. La he estado esperando todo el día. Ver ese cielo lleno de estrellas
y sentir la brisa fría. En las noches oscuras se comprenden olvidos y se
olvidan rencores. Las nostalgias persiguen sus pasos, la cama guarda un espacio
y el orgullo exige no querer tanto. ¿Qué tiene la noche que hace soñar y volar
entre los luceros? ¿Qué encierra la noche? Misterios, cuentos de amor, desamor,
leyendas de amores imposibles, lágrimas de enamorados que suspiran mirando al
cielo. Suspiros que salen del alma, lágrimas que corren por tantas mejillas al
recordar a su amor y no poder estar con él. ¿Qué esconde la noche? ¿Cuál es su
magia? ¿Por qué nos vuelve tan sentimentales, débiles y pensativos? ¿Serán las
estrellas? ¿Sera la luna? La noche nos
saca frases que nunca diríamos en el día. Brassai decía que: “La noche nos
encuentra y nos sorprende por su extrañeza; ella libera en nosotros las fuerzas
que, durante el día, son dominadas por la razón”. Detesto ese pacto maquiavélico
que tiene la noche con los recuerdos; todos los días vienen a atacarme y a
provocarme indeseables desvelos. La soledad de la noche es el momento más
peligroso del día, uno se hace preguntas, las elabora, y las contesta solo…