Es mejor ser respetado que andar bien perfumado. El día en que uno
muere es mucho mejor que el día en que uno nace. Más vale ir a un entierro que
a una fiesta, pues nos hace bien recordar que algún día moriremos. La muerte es
el fin de todo hombre y ¡Los vivos deberíamos tenerlo presente! El sabio piensa
en la muerte, pero el falto de entendimiento sólo piensa en divertirse y pasarla
bien. El dolor es mucho mejor que la risa ¡La tristeza tiende a pulirnos y el
llanto nos hace madurar! Es mejor una reprensión de sabios que una alabanza de
tontos. Más vale un buen final que un buen principio ¡El que tiene paciencia llega
a la meta! El orgulloso habla mucho, pero no logra nada. Si ya enojarse es
malo, guardar rencor es peor. Controla tu carácter, porque el enojo es el
distintivo de los necios. Hay quienes se quejan de que «todo tiempo pasado fue
mejor». Pero esas quejas no son inteligentes. Observa la creación de Dios. No
puedes cambiar ni una sola cosa aunque pienses que está mal. El día de la felicidad,
sé feliz; el día de la adversidad, reflexiona. Disfruta los buenos tiempos;
pero cuando la estés pasando mal recuerda que Dios nos da momentos buenos y
malos, y que nadie sabe lo que vendrá en el futuro. En mi corta vida he visto gente
buena, que por su bondad muere joven y en la ruina, y hay gente malvada que vive
muchos años. (Salomón)