Las frases más bonitas se dicen susurrando, entre suspiros, cuando
las caras están tan cerca que casi se acarician. Pero no todo el mundo sabe
susurrar, no todos saben cómo hacer latir un corazón desenfrenado con apenas
dos palabras susurradas al oído. Palabras que pueden llegar a serlo todo en el
momento oportuno. ¡Salud! Por esos susurros al oído que te voltean el mundo, y
te hacen olvidar que lo demás existe. Esa intriga que nos entra cuando nos
dice: “Luego te digo una cosa” o el encanto de un “Te quiero”. Un susurro al oído no es solo voz. Un susurro
al oído es… el roce de los labios, el calor del aliento, el olor de lo amado,
el escalofrió que eriza la piel… Un susurro es todo lo que viene después… Cuando
se es capaz de vivir y soñar, de compartir el amor y besar cada palabra, y se
es capaz de prometer y cumplir felicidad entonces puedes susurrar al viento y
sobre pétalos su nombre y todo lo que por dentro sientes, para que el viento
lleve dicho sonido a sus oídos, y los pétalos, tal sentir a su cuerpo. Para que
asiera, sepa lo que llevas dentro. Que la distancia entre sus labios sea solo
un suspiro. Acaricia, hazle sentir que su piel te pertenece. Recorre sus
sentidos con un susurro, con un beso mátale de ti. “Todos los corazones cantan una canción
incompleta, decía Platón, hasta que otro corazón responde con un susurro”. ¡Los
corazones que se encuentran dicen a
susurros su decisión!