Cada día cuando levantes tu cuerpo de la cama, no olvides levantar
también tu entusiasmo por la vida. Nunca se ha logrado nada sin entusiasmo el
cual es contagioso. Es difícil mantenerse neutral o indiferente en presencia de
una persona de pensamiento positivo. Los apasionados crean entusiasmo y energía
en todas partes. No solo para ellos mismos, sino que lo contagian a cuantos les
rodean. Hacen el trabajo con una energía incansable, insuflan energía física,
ímpetu mental, y emocional y los demás los ven positivos y alentadores. Un
hombre puede tener éxito en casi todo por lo que tenga un entusiasmo sin límites.
¡La palabra “inalcanzable” no existe en su vocabulario! “El secreto de la
genialidad, decía Huxley, es el de conservar el espíritu del niño hasta la
vejez, lo cual quiere decir nunca perder el entusiasmo”. Tendrás el poder de
hacer grandes cosas, todo lo que te propongas si posees entusiasmo. Esa
levadura que eleva tus esperanzas hasta las estrellas. Esa chispa en los ojos,
ese ímpetu en tus actitudes, ese empuje de voluntad y energía que te lleva a
poner en práctica tus ideas. Dice Cohelo que: “El entusiasmo en el lenguaje de
las cosas que se hacen con amor y con voluntad en busca de aquello que se desea
o se cree”. Aunque te sientas perdido y sin fuerzas, recuerda que cada día
puede ser el comienzo de algo maravilloso. ¡NO TE RINDAS!