La vida no fue fácil para ella, pero tuvo perseverancia y sobre
todo confianza en sí misma. Creyó que tenía un don para algo y que podía conseguir sus metas.
Dejo de temer aquello que logro entender. Nunca se durmió sin un sueño, ni se levantó
sin un motivo, tampoco vivió por nadie que no estaba dispuesto a vivir por
ella. No permitió que alguien que renunció a sus sueños, cuestionara los suyos.
Recordó que ningún día se parece a otro y que nadie se parece a ella y que solo
había una persona capaz de hacerla feliz para toda la vida, y esa persona era
ella misma. Entendió que el dinero solo impresiona a una mujer vaga. Y que
cuando una mujer trabajadora tiene lo suyo, un hombre con dinero no es sinónimo
de mejoría. Es el tipo de mujer que si quiere la luna, se la baja ella solita. Está
orgullosa de ser mujer, mujer de fe, de coraje, mujer que si tropieza se levanta.
Mujer que no necesita de un mástil para salir adelante. Forjó su camino con la
meta de ayudar a los suyos, sin temer lo desconocido y con la frente bien en
alto. No compite con otras sino para ser la mejor versión de ella misma. Confía
en sí misma, piensa por sí misma, actúa por sí misma, habla por sí misma. La
vida la ha recompensado de manera extraordinaria porque se ha entregado de
forma extraordinaria. Es una mujer feliz siendo ella misma, sin máscaras, es
una mujer única e irremplazable, una mujer que agradece cada instante de
aliento, cada sonrisa, cada lágrima, cada experiencia vivida que le han hecho
ser quien es con sus defectos y virtudes…