En la vida ni se gana ni se pierde, ni se fracasa ni se triunfa.
En la vida se aprende, se crece, se descubre; se escribe, borra y reescribe; se
hila, se deshila y se vuelve a hilar. Carlos Castañeda dice que: “El espíritu de
un guerrero no está orientado a consentirse o quejarse, ni está orientado a
ganar o perder. El espíritu de un guerrero solo está orientado a la lucha, y
cada lucha la vive como si fuera su última batalla en la tierra”. Luchas ante
decepciones de personas que jamás creíste que te decepcionarían y luchas también
para perdonar sus errores casi imperdonables. Luchas para intentar sustituir
personas insustituibles así como para olvidar personas inolvidables. Luchas
cuando lloras oyendo música y viento fotos viejas, así como cuando llamas solo
para poder escuchar una voz. Luchas cuando tratas de sonreír sabiendo que no
puedes y luchas también cuando llegas a pensar que mueres de tanta tristeza. Es
aquí donde aprendes que el que arriesga no pierde nada y que perdiendo también
se gana. ¡Si no puedes aceptar perder, no puedes ganar! Dice Walter Riso que: “Si
algo escapa de tu control, aprende a perder. ¡Si a perder! Solo nos enseñan a
ganar y a persistir como suicidas en potencia. Niégate a triunfar a cualquier
costo”. Ganar no te hace el más fuerte ni perder el más malo. Aunque hoy seas
el mejor, mañana serás superado y ahí sentirás lo que es ser humillado… ¡Así es
la vida!