Fue la sensación de noche, pero noticia del pasado en poco tiempo.
Confió en palabras, sonrisas y besos olvidando que las personas saben fingir
demasiado bien. Ella estaba tan feliz, tan ilusionada, que ni siquiera se
imaginaba que era una más de tantas. ¿Cómo podría recordar sus caricias si El cada noche cambiaba de piel? Lloro mucho por
El, entregó todo por El, se aferró solo a Él, Fingió estar bien por El, Por El
hizo lo mucho y lo poco… ¡Pobre inocente! Creía en el amor. Una y otra vez se
preguntaba que había hecho mal, el hombre que decía que la amaba se había ido
de su vida sin ninguna explicación. “Cuando los hombres aman a las mujeres,
decía Oscar Wilde, solo les dan un poco de su vida; mas las mujeres, cuando
aman, lo dan todo”. La enamoró a base de ilusiones y la dejó solo con
realidades, no la mató con armas, le dio una muerte peor: ¡La besó tan
dulcemente que le partió el corazón! Alguien dijo que es más fácil engañar a
las personas que convencerles que han sido engañadas. Triste y desilusionada se
dio por vencida y considero el adiós como una oportunidad para dedicar más
tiempo a sí misma, amarse más y aprender de la experiencia. ¡La vida le estaba
haciendo un favor! En la soledad de su cuarto y entre sollozos balbuceo:
“Querido estómago, perdón por las mariposas. Querida almohada, perdón por las lágrimas.
Querido Corazón, perdón por todo el daño. Querido cerebro perdón por no hacerte
caso, tenías razón”.