viernes, 23 de junio de 2017

El niño que llevamos por dentro


La alegría está en el alma y no en la edad. Todos llevamos por dentro ese niño que no deberíamos ocultarlo nunca. Al contrario, debemos escuchar al niño que fuimos un día y que existe dentro de nosotros. Ese niño entiende de instantes mágicos. Dice Neruda que: “El niño que no juega no es niño, pero el hombre que no juega perdió para siempre al niño que vivía en El y le hará mucha falta”. La infancia termina cuando te importa más mancharte que divertirte. Razón tenía El Principito cuando decía que todas las personas mayores fueron al principio niños, aunque pocas lo recuerden. ¿Por qué les cuesta a los adultos entender que son solo niños crecidos? Todos llevamos aquel niño que fuimos, ese niño es la base de aquello en lo que nos hemos convertido, de quienes somos y de lo que seremos. ¿Un resumen de mi infancia? Sin preocupaciones y deseando ser mayor. Sintiendo miedo cada vez que alguien me amenazaba con un “te acusaré con tu papá”. Jugando al escondite y diciendo que jamás me enamoraría. Contando los días que faltaban para que fuese 25 de diciembre. Pensando que todos a mi alrededor eran mis amigos. Diciendo que cuando sea grande cuidaría a mi mamá y le compraría todo lo que ella deseara. No dándole importancia a tu cuerpo, ni a la ropa que utilizaba en ese entonces. Quien no quisiera volver a esos momentos en que se era feliz con cosas simples  pero para nosotros era grandioso, en que la vida se trataba de descubrir y aprender, en que todo era mejor si se hacía con amor.