viernes, 23 de junio de 2017

Gracias por existir


Hoy me acorde de cuanto te quiero y de cómo curas mi alma con un abrazo. ¿Sabías que cuando ríes llenas de alegría mi corazón? Hoy me acorde de ti y aunque poco nos vemos ¡Jamás me olvido de ti! Gracias porque nunca te cansas de hacer pequeñas cosas para los demás, esas pequeñas cosas que ocupan la mayor parte de un corazón. Gracias porque la ternura lleva tu nombre… Alguien dijo que cuando la inocencia se viste de ternura, de colores y de risas… el viento se transforma en brisa suave, el cielo gris en nubes blancas, el frio en calor y la oscuridad en sol que deslumbra ¡Gracias por transformar todos mis momentos tristes en momentos de felicidad! ¿Cómo no te voy a querer si con un “Hola” me cambias el día? Nunca dejas que el mundo te endurezca ni que el dolor te haga odiar. Doy fe de que la amargura nunca le ha ganado a tu ternura y de que todos los días demuestras tu amor por aquellos que tienes a tu alrededor. Eres el osito de peluche que todo el mundo quiere abrazar dulcemente. No quiero pasar por alto el agradecerte por tu tiempo y porque siempre estas cuando todos más te necesitamos sin esperar nada a cambio. La primera vez que te vi, honestamente no sabía que ibas a ser tan importante para mí, incluso ¡hasta tus defectos me fascinan! Me seduce que no limites tus emociones y que no hayas aprendido a economizar tus sentimientos. Si tuviera que hacerte un regalo, te regalaría un espejo, porque después de ti, lo más bonito es tu reflejo. Una vez más… ¡Gracias por existir!