miércoles, 13 de septiembre de 2017

Morimos hora tras hora



Nunca debes olvidar que siempre es más tarde de lo que piensas. Recuerda que el negro camello de la muerte siempre está cercano. Vive siempre con el pensamiento de que no vas a vivir para siempre. Es tal la ironía de la vida que ese conocimiento, por sí solo, te permitirá gustar de la dulzura de cada nuevo día en vez de que lamentes la oscuridad de tus noches. Todos hemos estado muriendo, hora tras hora, desde el momento en que nacimos. Entender esto, hace que todas las cosas se sitúen en su perspectiva apropiada, para que tus ojos se abran hasta que veas que estas montañas que te amenazan sólo son montículos de hormigas, y esas bestias que tratan de devorarte, no son sino mosquitos. Vive con la muerte como tu compañera, pero nunca le temas. Muchos tienen tanto miedo de morir que jamás viven; ten compasión de ellos. ¿Cómo pueden saber que la felicidad de la muerte se nos oculta para que así podamos soportar mejor la vida? Imagínate que por la noche te llamen para siempre. Vierte lágrimas ahora, mientras puedes hacerlo, por ese día de felicidad que le prometiste a tu familia la semana pasada y la semana anterior, por el día de amor y de risas del que nunca pudieron gozar porque estabas demasiado ocupado en perseguir el oro. Y, ahora, tu familia tiene el oro, es verdad, pero con todo él ni siquiera pueden comprar la más leve de tus sonrisas. Vierte lágrimas ahora, mientras tu corazón late todavía, por las flores cuyo aroma nunca aspiras, las buenas obras que jamás harás, la madre a la que nunca visitarás, la música que ya no escucharás, las penas que nunca aliviarás, las tareas que no completarás, los sueños que jamás realizarás ¡El día de hoy puede ser todo lo que te quede! (O. G. Mandino)