Hace muchos años un joven de 16 años fue forzado abandonar su casa
porque su padre era tan pobre que no podía dar sustento a todos. Así que puso
todo lo que le pertenecía en una bolsa y empezó su viaje hacia Nueva York. Recordando
las últimas palabras de su madre, este joven dedicó su vida a Dios. Determinó
entregar a su Creador un diezmo de cada dólar que ganara ¡Y así lo hizo! Esto
continuó fielmente haciéndolo y los dólares empezaron a entrar. En poco tiempo,
este productor de jabón se hizo socio con otro productor de jabón. Cuando murió
este socio unos pocos años después, este joven paso a ser el dueño de la
compañía. Fue cuando este próspero hombre de negocios giró unas instrucciones a
su contador de abrir una cuenta a nombre de “Jesús” y acreditarle una décima
parte de todos sus ingresos. Y su negocio empezó a crecer milagrosamente. Entonces
el Joven empezó a dedicar el doble (dos décimas de sus ingresos). Luego tres
décimas partes. Luego cuatro décimas, cinco décimas. Parecía que sus ventas
incrementaban proporcionalmente exactamente conforme al porcentaje de sus
ingresos que estaba regresando al Señor. En poco tiempo, Dios hizo que su
apellido fuera un nombre bien conocido en cada casa a nivel Mundial. ¿Su
nombre? William Colgate, fundador de la mundialmente reconocida empresa de
productos de cuidado personales (Colgate Palmolive). Lo que cambio su vida, no
fue la cantidad que daba, Fue la disposición que hubo en su corazón de darle
todo a Dios y en retribución Dios lo colocó en un lugar de excelencia.