Al organizar una venta de objetos usados en casa, mi esposa y yo
decidimos deshacernos de un espejo que nos habían regalado en nuestra boda,
pues tenía un marco de color aguamarina chillón que no se veía bien en ninguna
parte de la casa. Poco después de haber empezado la venta, un hombre que
buscaba cosas para decorar su apartamento compró el espejo por un dólar. -¡Qué
ganga! –exclamó-. ¡Todavía tiene la película protectora! Acto seguido
desprendió el plástico color aguamarina... ¡Y quedó al descubierto un hermoso
marco dorado!