viernes, 22 de septiembre de 2017

El segundo traje


Cierta vez un hombre visitó a su consejero y le relató su problema. “Soy un sastre. Con los años gané una excelente reputación por mi experiencia y alta calidad de mi trabajo. Todos los nobles de los alrededores me encargan sus trajes y los vestidos de sus esposas. Hace unos meses, recibí el encargo más importante de mi vida. El príncipe en persona escuchó de mí y me solicitó que le cosiera un ropaje con la seda más fina que es posible conseguir en el país. Puse los mejores materiales e hice mi mejor esfuerzo. Quería demostrar mi arte, y que este trabajo me abriera las puertas a una vida de éxito y opulencia. – ¿Esto es lo mejor que puedes hacer? –Me dijo el príncipe- ¡Es una atrocidad! ¿Quién te enseñó a coser? Me ordenó que me retirara y arrojó el traje tras de mí. ¡Estoy arruinado! Todo mi capital estaba invertido en esa vestimenta, y peor aún, mi reputación ha sido totalmente destruida. ¡Nadie volverá a encargarme una prenda luego de esto! ¡No entiendo qué sucedió, fue el mejor trabajo que hice en años!” -“Vuelve a tu negocio”, dijo el sabio, “descose cada una de las puntadas de la prenda y cóselas exactamente como lo habías hecho antes. Luego llévala al príncipe.” – “¡Pero obtendré el mismo atuendo que tengo ahora!”, protestó el sastre. “Además mi estado de ánimo no es el de siempre”. – “Haz lo que te indico, y Dios te ayudará”, dijo el hombre. Dos semanas después, el sastre retornó. – “¡Usted ha salvado mi vida! Cuando le presenté nuevamente el ropaje, el rostro del noble se iluminó: ¡Hermoso!, exclamó. ¡Este es el más hermoso y delicado traje que haya visto! Me pagó generosamente y prometió entregarme más trabajo y recomendarme a sus amigos. Pero, deseo saber ¿cuál era la diferencia entre la primer prenda y la segunda?” – “El primer traje”, explicó, “fue cosido con arrogancia y orgullo”. “El resultado fue una vestimenta espiritualmente repulsiva que, aunque técnicamente perfecta, carecía de gracia y belleza. Sin embargo, la segunda costura fue hecha con humildad y el corazón quebrado, transmitiendo una belleza esencial que provocaba admiración en cada uno que la veía”. ¿Y tú cómo haces tu trabajo profesional, familiar, personal, etc.? Con arrogancia y orgullo, o con humildad en el corazón.