"Canelo" era el perro de un hombre solo que vivía en
Cádiz. El buen perro era su más leal amigo y único compañero. Cada mañana se
los podía ver caminando juntos y una vez a la semana iban juntos al Hospital
Puerta del Mar ya que debido a complicaciones renales el hombre se sometía a
tratamientos de diálisis. Canelo siempre lo esperaba en la puerta del hospital,
el hombre salía de su diálisis, y juntos se dirigían a casa. Esa era una rutina
que habían cumplido durante mucho tiempo. Cierto día el hombre sufrió una
complicación en medio de su tratamiento, los médicos no pudieron superarla y
éste falleció en el hospital. Mientras tanto "Canelo" como siempre,
seguía esperando la salida de su dueño tumbado junto a la puerta del centro de
salud ¡Pero su dueño nunca salió! El perro permaneció allí sentado, esperando.
Ni el hambre ni la sed lo apartaron de la puerta. Día tras día, con frío,
lluvia, viento o calor seguía acostado en la puerta del hospital esperando a su
amigo para ir a casa. ¡Doce años, así como lo leen! Ese fue el tiempo que el
noble animal pasó esperando fuera del hospital la salida de su amo. Nunca se
aburrió ni tampoco buscó una nueva familia. Sabía que su único amigo había
entrado por esa puerta, y que él debería esperarlo para volver juntos a casa. La
espera se prolongó hasta el 9 de diciembre del 2002, en que Canelo murió
atropellado por un auto en las afueras del hospital…