Un granjero se encontraba solo en casa sentado ante la chimenea. De
pronto, los vientos empezaron a soplar con intensidad y se desató una tormenta
de nieve. Al cabo de un rato, oyó un golpazo en la ventana, luego oyó un
segundo golpe fuerte. Miró hacia afuera y se aventuró a salir para ver qué había
golpeado la ventana, y encontró a dos gansos muertos y una bandada de gansos
salvajes en su potrero. Daban aletazos y volaban bajo, en círculos por el
campo, cegados por la borrasca, sin seguir un rumbo fijo. El agricultor sintió
lástima por los gansos y quiso ayudarlos. “Sería ideal que se quedaran en el
granero -pensó- ahí estarán al abrigo y a salvo mientras pasa la tormenta”. Dirigiéndose
al establo, abrió las puertas de par en par; luego aguardó y observó con la
esperanza de que las aves advirtieran que estaba abierto, pero no obstante, se
limitaron a revolotear dando vueltas. El hombre intentó llamar la atención de
las aves, pero sólo consiguió asustarlas y que se alejaran más. Entró a la casa
y salió con algo de pan, lo fue partiendo en pedazos y dejando rastros hasta el
establo; sin embargo, los gansos no entendieron. El hombre empezó a sentir
frustración; corrió tras ellos tratando de ahuyentarlos en dirección al
granero, pero lo único que consiguió fue asustarlos más y que se dispersaran.
¿Por qué no me siguen? -exclamó- ¿Es que no se dan cuenta que ese es el único
sitio donde podrán sobrevivir a la tormenta? Reflexionando unos instantes, cayó
en la cuenta de que las aves no seguirían a un ser humano. “¡Si yo fuera uno de
ellos, entonces sí podría salvarlos!”, pensó. Seguidamente, se le ocurrió una
idea: entró al establo, agarró a un ganso doméstico y lo paseó entre sus
congéneres salvajes; el ganso voló entre los demás y se fue directamente al
interior del establo; una por una, las otras aves lo siguieron hasta que
estuvieron todas a salvo. Eso es precisamente lo que Dios hizo por el hombre al
venir a la tierra: Nosotros éramos como aquellos gansos, estábamos ciegos,
perdidos y a punto de perecer. Dios se volvió como nosotros a fin de indicarnos
el camino, y por consiguiente, salvarnos.
domingo, 31 de diciembre de 2017
El ganso de las nieves
Mientras servía bajo las órdenes del duque Ai de Lu, Tien Jao,
resentido por la oscura posición que ocupaba, dijo un día a su amo: “Me iré
lejos, como un ganso de las nieves”. “¿Qué quieres decir?”, preguntó el duque. “¿Veis
ese gallo? –Respondió Tien Jao-. Su cresta es un símbolo de civilidad; sus
poderosas espuelas sugieren fuerza; su audacia de pelear contra cualquier
enemigo denota coraje; su instinto de compartir con otros cualquier tipo de
alimento que obtiene demuestra benevolencia; y, por último, su puntualidad al
cantar las horas durante las noches nos da un ejemplo de confiabilidad. A pesar
de esas cinco virtudes, a diario matan algún gallo para servirlo en la mesa. ¿Por
qué? Porque lo tenemos a mano. En cambio, el ganso de las nieves recorre
cientos de millas volando sin descansar una sola vez. Descansa en vuestro jardín,
roba los peces y las tortugas de nuestro estanque y picotea vuestro mijo. A
pesar de que carece de las cinco virtudes del gallo, vos valoráis a esa ave
porque está en vuestro jardín muy poco tiempo. Como esto es verdad para muchas
otras cosas, volaré lejos, como un ganso de las nieves”. (Yu Hsiu Sen)
La distancia magnifica
El primer hombre que vio un camello salió corriendo; el segundo se
animó a aproximarse a cierta distancia; el tercero osó ponerle un cabestro. En
esta existencia, lo conocido hace que todo parezca manso, ya que, una vez que
nuestros ojos se habitúan, lo desconocido, que puede parecer terrible o
extraño, se convierte en algo común y corriente. Y ya que estoy en el tema, les
cuento que oí decir que unos centinelas apostados en la orilla, al divisar algo
que flotaba a lo lejos, no pudieron dejar de gritar: “¡Una vela! ¡Una vela! ¡Una
poderosa fragata!”. Cinco minutos después ya sólo era un paquebote, luego un
esquife, después un chinchorro, y por ultimo apenas unos maderos que flotaban
en el mar. Conozco a muchos a quienes esta historia les cabe de maravillas:
Personas a quienes la distancia magnifica pero que, a medida que se acercan,
terminan por no ser gran cosa. (Jean de la Fontaine, 1621 – 1695).
Tulipomanìa
En Holanda, durante el siglo XVII, la familia real quería que el tulipán
fuese algo más que una hermosa flor: querían que se convirtiera en una especie
de símbolo de status. Al hacer que dicha flor escaseara, e incluso que fuese
casi imposible obtenerla, dieron el puntapié inicial a lo que luego se denominaría
“tulipomania”. De pronto, una única flor valía más que su peso en oro. Esto se
conoce como la ley de la escasez: Cuando se retira un producto del mercado, se
genera un valor instantáneo para ese producto. Usted puede aplicar la Ley de la
escasez a sus propias habilidades. Logre que lo que usted tenga para ofrecer
resulte difícil de encontrar, y de inmediato incrementará su valor. Siempre
llega un momento en que los poderosos se quedan más de lo deseable, tal es el
caso de algunos gobernantes. Nos cansamos de ellos y les perdemos el respeto, los vemos iguales
a todo el mundo, lo que equivale a decir
que los vemos peor. Napoleón dijo en una ocasión: “Si me ven con frecuencia en
el teatro, la gente dejará de verme”. El sol solo puede apreciarse por su
ausencia. Cuando más largos sean los días de lluvia, tanto más se ansia el Sol.
Pero demasiados días calurosos y soleados nos abruman. Aprenda a mantenerse a
oscuras y haga que la gente pida su regreso…
La actriz de cine Greta Garbo nunca fue más admirada que cuando se retiró,
en 1941 a la edad de 35 años. “Los genios más destacados hacen uso del retiro, decía
Baltazar Gracián, de modo que la nostalgia generada por su ausencia los vuelve
mas estimados”.
Demasiada oferta reduce el precio
Cuanto más lo vean y oigan, tanto menos necesario lo considerarán
los demás. Si ya ha afirmado su posición dentro de un grupo determinado, un
alejamiento temporario hará que hablen más de usted, e incluso que lo admiren. Deberá
aprender cuando alejarse. Recuerde que la escasez de un recurso incrementa su
valor ¡La ausencia inflama y excita! El no dar razones para la ausencia excita aún
más. Mientras usted está lejos, la imaginación del enamorado cobra vuelo, lo
cual intensifica el sentimiento de amor. Al comienzo de una relación es
necesario incrementar nuestra presencia ante los ojos de la otra persona. Sin
embargo, la presencia demasiado accesible no deja espacio para la imaginación y
el deseo por el otro. Ninon de Lenclos escribió: “El amor nunca se muere de hambre,
pero sí de indigestión”. Lo que se aleja y se torna raro o escaso, de pronto
parece merecer nuestro respeto y nuestra honra. ¿Sabías que en la Edad Media,
las damas sometían a sus caballeros a constantes pruebas de amor, enviándolos a
realizar tareas largas y difíciles en sitios lejanos, a fin de crear un esquema
de ausencia y presencia? La Rochefoucauld decía que: “La ausencia reduce las
pasiones pequeñas e intensifica las grandes, así como el viento apaga una vela
y aviva el fuego”. En una ocasión un hombre le dijo a un monge: “¿Por qué no te
veo más a menudo?”. El monge contestó: “Porque las palabras: ¿Por qué no has
venido a verme? Suenan más dulces en mis oídos que las palabras: ¿Por qué has
venido otra vez?
La ùltima noche del calendario
Esta noche oscura la cubierta del calendario llega a su fin. Estos
días de diciembre, para algunos fueron días de amargura, apenas amanecía, ya la
noche oscurecía. En esta última noche del año se comprenderán olvidos, se
olvidaran rencores y se renacerá entre sombras. Otros sentirán dolor como el
que tienen los niños asustados, cuando despiertan en la noche oscura e
impenetrable y sienten que están por completo solos… ¡La nostalgia perseguirá
sus pasos! Sin embargo, decía Dostoyevski que: “Cuanto más oscura la noche,
cuanto más brillantes las estrellas, más profundo el dolor, más cercano esta
Dios” Para aquellos que estarán dispuestos a esperar el alba de un nuevo día,
de un nuevo año. Porque dicen que las noches más oscuras son las que ofrecen
las estrellas más brillantes y los mejores amaneceres. Lo único que se necesita
es tener la suficiente fe para resistir hasta que amanezca. La esperanza al
igual que un hilo de luz brillante, adorna y anima el camino; aun en la más
oscura noche, emite un rayo brillante. La última noche del calendario precederá
a la aurora de un nuevo año. Recuerda que el cambio se produce, con frecuencia,
cuando te has rendido o cuando menos lo esperas...
Mañana serà otro año
¡Mañana será otro año! Esta noche descansa, relájate y respira. Si
este año no ha sido el mejor, en ti está cambiarlo todo. Solo piensa en lo que
quieres y lo que te hace feliz ¡El resto sobra! Al final lo único que importa
es lo que tú deseas. Mañana será otro año para hacer mejor las cosas que en
este año que termina. Tuvimos días muy difíciles, unos llenos de cansancio,
otros de dolor y otros de problemas. Pero así como ésta realidad debe ser,
aceptemos con consuelo que ¡Mañana será otro año! Tal vez no te fue tan bien
como lo esperabas, tal vez sentiste que la vida te ignoró; tranquilo, que este
año fue solo un ensayo porque a partir de mañana Dios te dará una nueva
oportunidad de lucirte en este gran show que lo llamamos VIDA. A las
dificultades de este año que termina, llámalas experiencias y recuerda que
maduras con cada una de ellas y te harán crecer vigoroso y feliz. Y sin
importar cuan adversas parezcan las circunstancias, ¡Mañana será otro año! Piérdete
esta noche en tu locura, en tus desordenes y cansancio y llénate de todas las lágrimas
que quieras hasta olvidar el motivo por el cual lloras. Después de este día
horrible, no hay más remedio que acostarse, pero mañana, venda tus heridas,
aprieta fuerte los dientes, respira hondo y sigue porque ¡Mañana será otro año!
Borrón y cuenta nueva, la vida es una sola. “Esta noche cuando vaya a dormir,
moriré; decía Gandhi, mañana al despertar, renaceré”...
viernes, 29 de diciembre de 2017
Impredecible
El ser humano es hijo del hàbito y tiene una necesidad insaciable
de sentirse familiarizado con las actitudes de quienes lo rodean. Si usted se
muestra predecible, confiere a los demás la sensación de tener cierto control
sobre usted. Invierta los papeles: muéstrese deliberadamente impredecible. Las
actitudes que en apariencia carecen de coherencia o propósito desconcertarán a
los demás, que se agotarán tratando de explicarse sus movimientos y acciones. Pablo
Picasso dijo en cierta oportunidad: “El mejor cálculo es la ausencia de cálculo.
Una vez que ha logrado cierto nivel de reconocimiento, los demás, por lo
general, piensan que si usted hace algo es por alguna razón inteligente. De
modo que es necio planificar con demasiada exactitud qué es lo que va a hacer.
Es mucho mejor actuar caprichosamente”. Nada resulta más aterrador que lo
repentino y lo impredecible. Es por eso que nos asustamos tanto frente a un
terremoto o a un tornado: no sabemos cuándo nos va a golpear. Después de que
pasaron, esperamos, aterrados, a que llegue el próximo. En menor grado, el
comportamiento humano impredecible produce el mismo efecto. Los animales se
comportan de acuerdo con esquemas previsibles, lo cual permite cazarlos y
matarlos. Solo el ser humano tiene la capacidad de modificar de manera
consciente su comportamiento, improvisar y superar el peso del hàbito y la
rutina. Si usted modifica sus esquemas día a día, causará una conmoción a su
alrededor y estimulará el interés de los demás. La gente hablara de usted y estará
constantemente en los pensamientos de muchos.
Aplaste a su enemigo
Moisés aprendió de Dios, la sabiduría de “aplastar al enemigo”
cuando separó las aguas del mar Rojo para que los judíos pudiesen pasar y luego
volvió a cerrarlas sobre los egipcios que los perseguían, de modo que “no escapó
uno solo”. Cuando Moisés bajó del monte Sinaí con los Diez Mandamientos y vio
que su pueblo adoraba al Becerro de Oro, hizo degollar hasta el último de los
transgresores. Y, ya en su lecho de muerte, dijo a sus seguidores en Deuteronomio
20: 17, que por fin iban a entrar en la Tierra Prometida, que cuando hubieran
derrotado a las tribus de Canaán debían “destruirlas por completo… No hacer
trato con ellos ni tenerles clemencia”. Empezando por Moisés, todos los grandes
líderes de la historia sabían que era necesario aplastar por completo al
enemigo al que le temían. Si se deja encendida una sola brasa, por muy débil que
sea, siempre se corre el riesgo de que vuelva a desencadenarse un incendio. Si
muestras empatía hacia tus enemigos a través de la compasión o la esperanza de
una reconciliación, no podrás exterminarlos. Estas actitudes solo reforzaran su
miedo y odio hacia ti. Recuerda que los has derrotado y se sienten humillados. El filósofo indio Kautilya dijo: “Quienes
buscan obtener logros no debieran mostrar clemencia”. Se ha perdido más por una
aniquilación a medias que por una exterminación total: el enemigo se recuperará
y buscará venganza. Un sacerdote le preguntó
al ya moribundo hombre de Estado y general español Ramón María Narváez
(1800-1868): “¿Su Excelencia está dispuesta a perdonar a todos sus enemigos?”. “No
tengo necesidad de perdonar a mis enemigos –respondió Narváez-. Los he mandado
a fusilar a todos”.
Conocimiento previo
Es de fundamental importancia saberlo todo sobre su rival. La
mayoría de la gente mantiene oculto los aspectos más cruciales de su carácter:
sus debilidades, sus motivos reales y sus obsesiones. No predecir los
movimientos del otro nos ubica en constante penumbra. Conocer todo acerca de su
competencia le permitirá prever sus deseos. Ese conocimiento previo da una sensación
todo poderosa y clarividente que hace presumir que usted està en todas partes y
que lo sabe todo mucho antes que los demás. Si nadie ve la fuente de donde
extrae la información, usted no podrá ser combatido ¡La idea es ejercer un
cierto grado de control sobre los hechos futuros! Deje que los demás consulten
los horóscopos o lean las cartas de tarot: Usted utiliza medios más concretos
para adivinar el futuro. En un país poblado por hombres con dos ojos, el tercer
ojo le otorga la omnisciencia de un dios. Usted ve más allá que los demás, y ve
el interior de los otros. Nadie está a salvo del tercer ojo salvo usted.
Sun-Tzu decía que: “La razón de que un soberano brillante y un sabio general conquisten
al enemigo adondequiera que vayan, y de que sus logros sobrepasen a los del
hombre común, es su conocimiento previo de la situación del enemigo. Ese “conocimiento
previo” no puede obtenerse de los espíritus ni de los dioses, ni por analogía con
hechos del pasado ni mediante cálculos astrológicos. Siempre debe obtenerse de
hombres que conocen la situación del enemigo: de los espías”.
El campesino y el àrbol de manzano
Un campesino tenía en su jardín un manzano, que no daba frutos
sino que solo servía de abrigo para los gorriones y los saltamontes. Ante esta
realidad, el campesino decidió cortar el árbol; empuñó el hacha y asestó un
golpe violento a las raíces del manzano. Los gorriones y lo saltamontes, le
rogaron que no cortara el árbol que les daba abrigo, sino que le perdonara la
vida, y ellos cantarían para el campesino, aliviando así sus labores. El
campesino no les prestó atención alguna; y asestó otro golpe de hacha, y otro más.
Cuando, llegó a un hueco en el centro del manzano, encontró un panal lleno de
miel. Después de probar la miel, dejó el hacha y, considerando sagrado al árbol,
lo cuidó con gran dedicación. Lo único que motiva al hombre es el interés personal.
(Esopo).
jueves, 28 de diciembre de 2017
Nada por nada
Si necesita recurrir a la ayuda de un aliado, no se moleste en
recordarle el apoyo que usted le dio en el pasado, o sus buenas acciones. Lo
pasado se ignora o se olvida. Si, en cambio, al formular su pedido de colaboración
usted muestra elementos que beneficiaran a la otra persona y hace gran hincapié
en ellos, estos responderán con entusiasmo a su solicitud, al detectar el
beneficio que podría tener. Arthur Schopenhauer decía que: “A la mayoría de las
personas no les interesa nada ni nadie más que ellas mismas”. Muchos se hallan
por entero absorbidos por sus propios objetivos y deseos. Parten de la suposición
de que la gente a la que le piden un favor tiene un interés altruista en
ayudarlos. Hablan como si sus necesidades tuvieran importancia para los demás,
mientras que lo más probable es que les resulten indiferentes. El interés propio
es la palanca mágica que mueve a la gente. Una vez que usted haya logrado
hacerles ver de qué manera podrá satisfacer las necesidades o beneficiar la
causa del otro, la resistencia que se oponía a su pedido de ayuda desaparecerá como
por arte de magia. Jean de La Bruyere decía que: “El camino mejor y más corto para
hacer fortuna es hacer comprender a los demás, con toda claridad, que si
promueven los intereses de usted beneficiarán los de ellos”.
Dar para tomar
La esencia del engaño es la distracción. Distraer a la gente a la
que se quiere engañar da tiempo y espacio para hacer las cosas sin que ellos se
percaten. Un acto de bondad, generosidad u honestidad es la forma más poderosa
de distracción, porque desarma las sospechas de los demás. Convierte a las
personas en niños que aceptan ansiosos cualquier tipo de gesto afectuoso. El
trabajo de un estafador consiste en hacer caer esas defensas a través de una
aparente sinceridad y honestidad. ¿Quién desconfía de una persona sorprendida
en un acto de evidente honestidad? Un gesto sincero y honesto –especie caballo
de Troya- abre una brecha en la armadura del otro. Poca gente puede resistirse
a un acto de generosidad, ni siquiera el más duro de los enemigos, y es por eso
que a menudo constituye la forma perfecta de desarmar a la gente. Un regalo
hacer renacer al niño que hay en nosotros, con lo cual de inmediato bajamos
nuestras defensas. A pesar de que con frecuencia vemos las acciones de los
demás bajo la luz más cínica posible, rara vez distinguimos algún elemento
maquiavélico en un obsequio, que a menudo oculta motivos ulteriores. Un regalo
es el objeto perfecto tras el cual esconder una actitud engañosa. Hace más de
tres mil años un magnifico obsequio, que resultaba irresistible, hizo más por
la causa griega que diez años de lucha. Un caballo fue utilizado para rescatar
a la bella Helena que había sido robada por Paris y para destruir a Troya. El
filósofo chino Han-fei-tzu dijo: “Cuando esté por tomar, debiera dar”.
miércoles, 27 de diciembre de 2017
domingo, 24 de diciembre de 2017
El gato que caminaba solo
Entonces la mujer ofreció al Gato un tazón de leche, blanca y
tibia y le dijo: “Oh, Gato, tú eres tan sagaz como un hombre, pero recuerda que
no hiciste tu trato con el Hombre ni con el Perro, y no sé qué harán ellos
cuando lleguen a casa”. “¿Y a mí que me importa? –Contestó el Gato-. Si tengo
mi lugar en la cueva junto al fuego, y mi leche blanca y tibia tres veces al día,
no me importa lo que haga el Hombre o el Perro”… Y a partir de aquel día, mi
amado, tres hombres de cada cinco que se precien como tales arrojarán siempre
cosas contra el Gato, dondequiera que lo vean, y todo Perro que se precie de
tal correrá tras el Gato y lo obligará a refugiarse en lo alto de un árbol.
Pero el Gato también cumple con su parte del trato. Caza ratones y juega con
los bebés cuando está en la casa, siempre y cuando no le tiren con demasiada
fuerza de la cola. Pero cuando ha cumplido, y entre tarea y tarea, y cuando la
Luna se levanta y cae la noche, el Gato sale a caminar solo, y todos los sitios
le dan igual. Entonces se va al Húmedo y Salvaje Bosque o sube a los Húmedos y
Salvajes Arboles o camina por los Húmedos y Salvajes Techos, meneando su
salvaje cola y caminando en su salvaje soledad. (Rudyard Kipling).
Iglesia Preciosa Semilla
24/12/2017 Iglesia Preciosa Semilla, San Juan de Dios Desamparados, Conferencia "¡Què no es la Navidad!
sábado, 23 de diciembre de 2017
viernes, 22 de diciembre de 2017
Las dos caras del contagio
Los desafortunados de este mundo, que han sido golpeados por
circunstancias incontrolables, merecen toda la ayuda, la simpatía y el apoyo
que podamos brindarles. Pero hay otros que no han nacido desafortunados o
desdichados, sino que atraen las desgracias a través de actos destructivos y su
perturbador efecto sobre los demás. Son personas con inestabilidad interior que
se irradia hacia afuera y atrae el desastre. Algo así como un deseo de generar
el caos y la destrucción. Son fácilmente reconocidos por su larga lista de
relaciones fracasadas, por la inestabilidad de su carrera y por la misma fuerza
de su carácter, que los envuelve y les hace perder la razón. Padecen insatisfacción
crónica, envidias profundas que se reflejan en el descontento de sus miradas. ¡Son
personas toxicas altamente contagiosas! A menudo se presentan como víctimas, lo
cual, a primera vista, es difícil comprender que sus desgracias son
autogeneradas. Antes de que uno pueda darse cuenta de la verdadera naturaleza
de sus problemas, ya ha sido contagiado por ellos. Nunca subestime los peligros
del contagio que presenta una persona toxica ¡Huya de ella o sufrirá las
consecuencias! La otra cara del contagio es reflejada por personas que atraen
la felicidad por su buena disposición, su euforia natural y su inteligencia. Pueden
constituir una fuente de placer, y usted debiera asociarse con ellas para
compartir la prosperidad que esas personas convocan.
Montaigne
En su tiempo, Simón Thomas fue un gran médico. Recuerdo que lo conocí
un día en la casa de un acaudalado anciano que sufría de tuberculosis. Al
discutir con su paciente distintas curas, le dijo que una de las formas de
sanar sería la de brindarme a mí la posibilidad de disfrutar de su compañía:
eso le permitiría fijar la mirada en la frescura de mi semblante, y sus
pensamientos en la desbordante alegría y el vigor de mi joven virilidad; al
llenar todos sus sentidos con la flor de mi juventud, su estado podría mejorar.
Lo que se olvidó de decir es que el mío podría empeorar. (Montaigne).
jueves, 21 de diciembre de 2017
No explique, demuestre
Es mucho más eficaz lograr la coincidencia de otros con usted a
través de sus acciones, sin decir palabra alguna. El problema de tratar de
probar una posición u obtener una victoria mediante la argumentación verbal
reside en que usted nunca puede determinar con certeza de qué manera sus
palabras afectan a las personas con las que está discutiendo: puede ser que en
apariencia coincidan con usted, pero por dentro quizá no aprueben sus ideas. O
tal vez los haya ofendido algo que usted dijo sin darse cuenta: las palabras
tienen esa insidiosa cualidad de ser interpretadas de acuerdo con el estado de ánimo
y las inseguridades del que las recibe. Ni siquiera el mejor argumento tiene
una base por completo sólida, dado que todos hemos llegado a desconfiar de la
naturaleza escurridiza de las palabras. Alguien dijo que: “Las palabras son más
baratas por docena”. Todo el mundo sabe que, en el fragor de una discusión,
todos decimos cualquier cosa con tal de apoyar nuestra causa. Muchos citan la
Biblia, otros hacen referencia a estadísticas imposibles de verificar. Los
actos y las demostraciones son mucho más convincentes y significativos. Están
ahí, a la vista, podemos verlos y tocarlos. No hay palabras que ofendan ni
posibles malas interpretaciones. Nadie puede discutir una demostración
concreta. Benjamín Disraeli dijo: “Nunca discuta. En una sociedad no debe
discutirse nada; solo presente resultados”. ¡Olvídese de la historia del parto
y muéstrenos al bebé!
miércoles, 20 de diciembre de 2017
Hacer que otros vengan hacia usted
Un carterista aplica la táctica de hacer que el otro venga hacia
El para robarle. ¡Utilizan este método a la perfección! ¿La clave? Saber en qué
bolsillo lleva la billetera. Los carteristas expertos son personas muy agiles
que en cuestión de cinco segundos abren un zíper. Suelen ejercer su oficio en
calles y aceras aglomeradas, principalmente en épocas festivas. Además las
paradas de autobuses son los puntos preferidos por estos hampones. En la mayoría
de estos sitios hay carteles que advierten al público: “CUIDADO CON LOS
CARTERISTAS”. Los transeúntes, al leerlos, automáticamente llevan la mano a la
billetera para asegurarse de que aun está en su sitio. Para un atento
carterista, eso es como pescar con dinamita. Existen casos en que son los
propios carteristas quienes colocan este tipo de carteles, para asegurarse el éxito.
Cuando uno desea cazar un oso cubre la trampa con miel. El cazador de osos no
persigue a su presa. Un oso que se sabe perseguido resulta casi imposible de
atrapar y, en caso de ser acorralado, su ferocidad es increíble. Lo que hace el
cazador es tener trampas cubiertas de miel. No se agota ni arriesga su vida en
la persecución de su presa. Solo pone el cebo y espera.
Mis deseos para ti
En este año nuevo te deseo muchas satisfacciones y amaneceres
donde los cantos de las aves te llenen de esperanza y voluntad para que
construyas tus mayores alegrías. Te deseo mucha felicidad en tu corazón y
sobretodo que tu hogar se vuelva mucho más sólido, así que a ser muy optimista para
pasarla espectacular. Espero que los próximos 365 días llenen de una alegría incomparable tu vida y
la de tu familia y que todas tus ilusiones y metas se cumplan. Deseo que se
cristalice cada noble afán de tu corazón y que Dios bendiga todos tus
proyectos. ¿Qué más te deseo? Te deseo 12 meses de prosperidad, 52 semanas de
alegrías, 365 días de bendiciones, 8760 horas de salud, 525600 minutos de
éxitos y 31536000 segundos de amor. Te deseo tantas cosas buenas como gotas tiene
la lluvia, tanta salud como rayos tiene el sol y tanta felicidad como estrellas
hay en el cielo. Deseo que tu rutina se
convierta en sorpresa, los enfados en sonrisas y las tristezas en
esperanzas. Vienen 365 nuevas oportunidades, días renovados con el amor de
Dios, días para mostrarle al mundo que eres un vencedor, que a pesar de lo que
la vida te haya traído, tu saldrás adelante. No me cabe la menor duda que tus
días serán como copas rebosadas de dicha. No habrá meta que no puedas alcanzar,
no habrá sueño que sea imposible de realizar. Porque no hay mayor fuerza que el
deseo sincero, la constancia y la convicción por verlo realizar! Pon tu mano
derecha en tu hombro izquierdo y tu mano izquierda en tu hombro derecho. ¡Ahí
va mi abrazo!
martes, 19 de diciembre de 2017
Enigmàtico
En un mundo que se torna cada vez más banal y conocido, lo que parece
enigmático llama la atención de inmediato. Nunca deje demasiado en claro que es
lo que hace o está por hacer ¡No muestre todas sus cartas! Un cierto aire de
misterio realza su presencia. Además, crea expectativas: todo el mundo le prestará
atención, para ver qué es lo que sucede a continuación. El mundo se ha vuelto
tan conocido, y sus habitantes, tan predecibles, que aquello que se envuelve en
un misterio casi siempre ocupan el centro del escenario y atrae nuestra mirada.
Existen momentos en que se debe postergarse la necesidad de llamar la atención,
cuando lo menos deseable es generar escandalo o notoriedad. En este caso ser el
centro de atención no es lo que puede resultar más conveniente. Lo misterioso
invita a interpretaciones distintas, estimula nuestra imaginación, nos seduce
hasta hacernos creer que oculta algo maravilloso. Alguien dijo que: “Lo que no
se alcanza a comprender se explica mediante mitos y espíritus”. El misterio que
se entreteje en su actitud cotidiana de forma sutil encierra fascinación y
llama mucho la atención en los demás. Muéstrese reticente, guarde silencio, actúe
diferente. Después, las personas que lo rodean magnificarán esa aura, al tratar
constantemente de interpretarlo.
Oìd un son en alta esfera
Oíd un son en alta esfera: ¡En los cielos gloria a Dios!
¡Al mortal paz en la tierra! Canta la celeste voz.
Con los cielos alabemos, al eterno rey contemos,
A Jesús que es nuestro bien, Con el coro de belén.
Canta la celeste voz: ¡En los cielos, gloria a Dios!
El señor de los señores, El ungido celestial,
A salvar los pecadores bajo el seno virginal.
Loor al verbo encarnado, en humanidad velado;
Gloria al santo de Israel, cuyo nombre es Emmanuel;
Canta la celeste voz: ¡En los cielos, gloria a Dios!
Canta la celeste voz: ¡En los cielos, gloria a Dios!
Príncipe de paz eterna, gloria a ti, a ti Jesús,
Entregando el alma tierna, tú nos traes vida y luz.
Haz tu majestad dejado, y buscarnos te has dignado;
Para darnos el vivir, a la muerte quieres ir.
Canta la celeste voz: ¡En los cielos, gloria a Dios!
lunes, 18 de diciembre de 2017
Blanca Navidad
Oh Blanca Navidad, sueño y con la nieve alrededor,
blanca es mi primera y es mensajera de paz y de puro amor
Oh Blanca Navidad, nieve un blanco sueño y un cantar
Recordar tu infancia podrás al llegar la blanca navidad.
Oh Blanca Navidad, sueño y con la nieve alrededor,
blanca es mi primera y es mensajera de paz y de puro amor.
Oh Blanca Navidad, nieve un blanco sueño y un cantar,
recordar tu infancia podrás al llegar la blanca navidad.
domingo, 17 de diciembre de 2017
Lo que no se ve no cuenta
¿Sabías que todo es juzgado por su apariencia? ¡Lo que no se ve no
cuenta! Nunca acepte perderse en el anonimato de la multitud o ser sepultado
por el olvido. ¡Ponga toda su fuerza en destacarse! Conviértase en un imán que
concentre la atención de los demás. Llame la atención sobre su persona creando
una imagen inolvidable, incluso controvertida. Pietro Aretino decía que: “Incluso
cuando se realiza una manifestación en mi contra, obtengo mi cuota de renombre”.
Una vez que la mirada de la gente se ha fijado en usted, usted adquiere una
validez particular. Para evitar ser uno más del montón, debe poseer una
cualidad o una imagen que lo diferencie de los demás. La sociedad adora a las
figuras sobredimensionadas, a los individuos que destacan por encima de la
mediocridad general. Por lo tanto, nunca tema las cualidades que lo distinguen
y que llamen la atención sobre su persona. El gran científico Thomas Edison sabía
que, para recaudar fondos, debía mantenerse a toda costa en la mira del público.
Casi tan importante como sus inventos era la forma en que los presentaba al público
y atraía la atención: Preparaba experimentos de gran impacto visual y hablaba
de inventos futuros que en aquel entonces parecían fantásticos. Baltazar
Gracian decía: “Sea ostentoso y hágase ver… Lo que no se ve se considera
inexistente… Fue la luz la que en un principio hizo que todo lo creado se
manifestara. La ostentación llena muchos blancos, disimula defectos y otorga a
todo una segunda vida, en especial cuando la respalda un mérito genuino”.
Cuando suenen las doce
Alguien dijo: “Año nuevo, vida nueva, lo pasado pisado, lo bueno
guardado y lo malo olvidado”. Cierra los ojos y piensa en todo lo que te hizo sonreír
en el año que termina y olvídate de lo demás. Atrás quedarán cientos de
momentos, historias de disputas, abrazos, risas, alegría y llanto, que vale la
pena olvidar. Brinda por las cosas BUENAS que te sucedieron y por las cosas
malas que te ayudaron a crecer y ser más FUERTE. Cuando un año está por
comenzar significa que va a empezar una nueva etapa en nuestra vida, un periodo
en el que podemos comenzar de nuevo. El año viejo se despide dejándonos
experiencias a montones y el año nuevo traerá muchas oportunidades recargadas
de ilusiones. Cada año que pasa aprendemos algo nuevo, conocemos nuevas
personas y nos separamos de otras. Si
quieres un año de prosperidad, siembra trigo. Si quieres diez años de
prosperidad siembra árboles frutales. Si quieres una vida de prosperidad,
siembra amigos. La riqueza de un humano se mide por la cantidad y calidad de
los amigos que tiene. ¡Gracias por ser parte de mi fortuna! La vida es un
fragmento de tiempo, lo que sin duda permanece siempre en un bonito recuerdo.
Por eso quiero pasar a tu lado construyendo nuevas ilusiones para el año que
empieza. Cuando suenen las doce campanadas, cierra los ojos y pide un deseo al
Año Nuevo, a esa hora yo hare lo mismo. ¿Mi deseo? ¡Que el tuyo se haga
realidad! FELIZ AÑO NUEVO…
viernes, 15 de diciembre de 2017
Crìa fama...
Montaigne decía que: “Podemos ceder nuestros bienes e incluso
nuestra vida a nuestros amigos; pero es muy difícil que alguien acceda a
compartir su fama o ceder a alguien su reputación”. Como suele decirse, “Cría
fama y échate a dormir”. Y si su fama inspira respeto, logrará eficaces
resultados antes de que usted entre en escena o emita una sola palabra. “La
fama que parece descansar en la opinión de muchos, decía Baltasar Castiglione,
fomenta una cierta creencia inamovible en el valor del hombre, creencia que
luego será fácil reforzar en las mentes ya preparadas y predispuestas para ello”.
Algunas personas tratan de arruinar la reputación de otras sembrando dudas
mediante insidiosos rumores. Lo anterior se convierte en un dilema terrible
porque la primera reacción del ofendido es negar los rumores y demostrar que ha
sido difamado. Sin embargo, siempre quedará la sombra de la duda: ¿Por qué se
defiende tan desesperadamente? ¿Acaso hay un atisbo de verdad en los rumores
que procura desmentir? Por otro lado, si se ignoran los rumores, al no ser
refutados, se irán fortaleciendo. Nietzsche decía que: “Es más fácil soportar
una mala conciencia que una mala reputación”. El buen nombre es un tesoro que
debe forjarse y guardarse celosamente. Imagine una mina llena de diamantes y rubíes.
Usted buscó el lugar del tesoro, lo excavó y ahora su riqueza está asegurada. Defiéndalo
con su vida, si es necesario. Asaltantes y ladrones acecharán en todas partes.
Nunca de su riqueza por asegurada, y renuévela constantemente: el tiempo reducirá
el brillo de sus joyas ocultándola a la vista.
¿Oyes lo que oigo?
Dijo el viento de la noche a la ovejita: ¿Ves lo que veo?
¡Hacia arriba en el cielo, corderito! ¿Ves lo que veo?
Una estrella ¡Una estrella, bailando en la noche con una cola tan
grande como una cometa!
Dijo el pequeño cordero al pastor: ¿Oyes lo que oigo?
¡Sonando en el cielo, pastor! ¿Oyes lo que oigo?
Una canción ¡Una canción, muy por encima de los árboles con una
voz tan grande como el mar!
Dijo el pastor al rey poderoso: ¿Sabe usted lo que yo sé?
En su palacio caliente rey, poderoso ¿Sabe usted lo que yo sé?
Un niño ¡Un niño tiembla en el frío! ¡Vamos a llevarle plata y oro!
Dijo el rey a la gente en todas partes: Escuchen lo que digo: ¡Oren
por la paz, la gente en todas partes!
El Niño ¡El Niño, durmiendo en la noche! ¡Él nos traerá la bondad
y la luz!
La Navidad pasada
La Navidad pasada te di mi corazón, pero al día siguiente tú lo
regalaste.
Este año, para ahorrarme las lágrimas, se lo daré a alguien
especial.
Gato escaldado, del agua fría huye, mantengo mi distancia,
pero a ti todavía te intereso.
Dime cariño ¿ya no me recuerdas?
bueno, ha pasado un año, tampoco me sorprende.
Feliz Navidad... Te envolví mi corazón y te lo envié
con una nota que decía: Te quiero.
Me trataste mal, ahora lo se ¡Qué loco he sido!
pero si me besas ahora sé que me volverás loco otra vez.
Una habitación abarrotada, amigos con ojos cansados,
me escondo de ti y de tu alma de hielo.
Dios mío, supongo que sólo eras alguien que confió en mí,
adivino que yo sólo fui un hombro donde llorar.
La cara de un amante con el fuego en su corazón,
un hombre en el que refugiarse… pero tú me lanzaste lejos.
Ahora he encontrado el verdadero amor, nunca me volverás loco otra
vez.
La cara de un amante con el fuego en su corazón,
un hombre en el que refugiarse pero tú me lanzaste lejos.
Quizás el próximo año yo tenga a alguien, yo tenga a alguien
especial. (Wham)
jueves, 14 de diciembre de 2017
Ya verè
En la corte de Luis XIV, los nobles y los ministros pasaban días y
noches enteros debatiendo temas de Estado. Consultaban, discutían, hacían y
rompían todo tipo de alianzas, y volvían a discutir hasta que al fin llegaba el
momento crucial, dos de ellos eran elegidos para presentar al rey las dos
posturas opuestas para que luego el soberano optara por una. Una vez elegidas
estas personas, abordaban a Luis XIV –siempre de forma delicada y comedida- y
cuando este les prestaba atención presentaban el tema en cuestión explayándose
sobre las distintas opciones. Luis XIV solía escuchar en silencio, con
expresión enigmática. Cuando, ya finalizaba la exposición, los emisarios
preguntaban cuál era su opinión, el rey los miraba y les decía: “Ya veré”, y se
retiraba. Los ministros y cortesanos no volvían a oírle una palabra más sobre
el tema; simplemente veían el resultado, semanas después, cuando el soberano
tomaba una decisión y actuaba en consecuencia. Jamás se molestaba en volver a
consultarles sobre el asunto. Su famoso “Ya veré” aplicaba a todo tipo de
preguntas y pedidos. Nadie sabía con exactitud cuál era su posición ni podía
predecir sus reacciones. Nadie podía intentar engañarlo diciéndole lo que creía
que él quería oír, ya que nadie sabía que era lo que deseaba oír.
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