Carl Gustav Jung decía que: “Uno recuerda con aprecio a sus
maestros brillantes, pero con gratitud a aquellos que tocaron nuestros
sentimientos. ¡Gracias maestra! Por ser luz en el camino que Dios le ha puesto
para guiar en la verdad, en la senda del conocimiento, del progreso y la
libertad. ¡Gracias maestra! Por sembrarnos valores, porque al enseñarnos, dejó una
huella imborrable en nuestras vidas. ¡Gracias maestra! Por ser una Súper
Maestra con Mega Visión para ver los maravillosos trabajos de nosotros, sus
alumnos. Por su Corazón Ultra Grande para amarnos a todos. Por sus Manos Híper
Sensibles para sostenernos y abrazarnos. Por su Súper Mente para pensar y saber
cómo ayudarnos a cada de sus estudiantes. Por esa Súper Boca que sonreía todos
los días, por sus Súper Orejas para oír todas nuestras historias que día a día
le contábamos. Por esos Mega Pies para ir mas allá del salón de clase con cada
uno de nosotros. ¡Gracias maestra! Por
confiar y ayudarnos a crecer, por las lecciones, por la paciencia, por
el cariño y por enseñarnos con el corazón. Porque tu trabajo será eterno y nunca
sabrás hasta donde llegará tú influencia. Una influencia que nos acompañará e impulsará
nuestra vida. ¡Que Dios bendiga tu noble labor! Seremos uno con Tu Espíritu. ¡Gracias
maestra! Por la fe que sembraste en nuestro corazón. Por haber tomado nuestra
mano, abrir nuestra mente y tocar cada uno de nuestros corazones. ¡Dios te
bendiga!