jueves, 14 de diciembre de 2017

Diga menos de lo necesario

Cuando intente impresionar a la gente con palabras, tenga en cuenta que cuanto más diga tanto más vulnerable será y tanto menor control de la situación tendrá. “Para un ministro, decía el Cardenal de Retz, es más perjudicial decir tonterías que cometerlas”. La lengua humana es una bestia que muy pocos saben dominar. Forcejea constantemente por escapar de su jaula y, si no se le adiestra de la manera adecuada, se vuelve contra uno y le causa problemas. Leonardo da Vinci decía que: “Las ostras se abren por completo cuando hay Luna llena; y cuando los cangrejos ven una ostra abierta, tiran dentro de ella una piedrita o un trozo de alga, a fin de que la ostra no pueda volver a cerrarse y el cangrejo pueda devorarla. Este es también el destino de quien abre demasiado la boca, con lo cual se pone a merced del que lo escucha”. Una respuesta breve o el silencio pone a los demás a la defensiva y, nerviosos por lo que tratarán de llenar el silencio con todo tipo de comentarios que revelarán información valiosa sobre sí mismos y sus debilidades. En la mayor parte de los aspectos de nuestra vida, cuando menos diga, tanto más profundo y misterioso parecerá. Menos riesgo correrá de decir algo tonto y hasta peligroso. Recuerde que una vez que las palabras han salido de su boca, no es posible retirarlas.