Los desafortunados de este mundo, que han sido golpeados por
circunstancias incontrolables, merecen toda la ayuda, la simpatía y el apoyo
que podamos brindarles. Pero hay otros que no han nacido desafortunados o
desdichados, sino que atraen las desgracias a través de actos destructivos y su
perturbador efecto sobre los demás. Son personas con inestabilidad interior que
se irradia hacia afuera y atrae el desastre. Algo así como un deseo de generar
el caos y la destrucción. Son fácilmente reconocidos por su larga lista de
relaciones fracasadas, por la inestabilidad de su carrera y por la misma fuerza
de su carácter, que los envuelve y les hace perder la razón. Padecen insatisfacción
crónica, envidias profundas que se reflejan en el descontento de sus miradas. ¡Son
personas toxicas altamente contagiosas! A menudo se presentan como víctimas, lo
cual, a primera vista, es difícil comprender que sus desgracias son
autogeneradas. Antes de que uno pueda darse cuenta de la verdadera naturaleza
de sus problemas, ya ha sido contagiado por ellos. Nunca subestime los peligros
del contagio que presenta una persona toxica ¡Huya de ella o sufrirá las
consecuencias! La otra cara del contagio es reflejada por personas que atraen
la felicidad por su buena disposición, su euforia natural y su inteligencia. Pueden
constituir una fuente de placer, y usted debiera asociarse con ellas para
compartir la prosperidad que esas personas convocan.