Si necesita recurrir a la ayuda de un aliado, no se moleste en
recordarle el apoyo que usted le dio en el pasado, o sus buenas acciones. Lo
pasado se ignora o se olvida. Si, en cambio, al formular su pedido de colaboración
usted muestra elementos que beneficiaran a la otra persona y hace gran hincapié
en ellos, estos responderán con entusiasmo a su solicitud, al detectar el
beneficio que podría tener. Arthur Schopenhauer decía que: “A la mayoría de las
personas no les interesa nada ni nadie más que ellas mismas”. Muchos se hallan
por entero absorbidos por sus propios objetivos y deseos. Parten de la suposición
de que la gente a la que le piden un favor tiene un interés altruista en
ayudarlos. Hablan como si sus necesidades tuvieran importancia para los demás,
mientras que lo más probable es que les resulten indiferentes. El interés propio
es la palanca mágica que mueve a la gente. Una vez que usted haya logrado
hacerles ver de qué manera podrá satisfacer las necesidades o beneficiar la
causa del otro, la resistencia que se oponía a su pedido de ayuda desaparecerá como
por arte de magia. Jean de La Bruyere decía que: “El camino mejor y más corto para
hacer fortuna es hacer comprender a los demás, con toda claridad, que si
promueven los intereses de usted beneficiarán los de ellos”.