Existen ciertas respuestas emocionales que no nos permiten ver un
problema con claridad. Así jamás podremos prepararnos para la dificultad ni
para responder con un cierto grado de control. ¿Sabes cuál es la reacción
emocional más destructiva? ¡La ira! Ya que es la que más intensamente nubla la
visión y también ejerce un efecto multiplicador que de manera invariable torna
la situación cada vez menos controlable. En cambio, la paciencia nos protege de
cometer errores fatales. La paciencia es una habilidad que no surge en forma espontánea,
sino que debe ser adquirida. “Es la virtud suprema de los dioses, que disponen
de todo el tiempo del mundo”. Debes aprender que todo lo bueno sucederá al fin;
el pasto volverá a crecer si usted le da tiempo y sabe anticipar el futuro. La
impaciencia por su parte, solo te debilitara. Muchas personas enmascaran la ira
con todo tipo de justificativos afirmando que esta reacción emocional es
actuada de buena fe cuando en realidad no son más que cortinas de humo con la que rodean sus acciones. Baltazar Gracián
decía que: “Mucha gente invierte su tiempo en estudiar las características de
animales o plantas. ¡Cuánto más importante sería estudiar a la gente con que
tenemos que vivir o morir!”. Es importante comprender los motivos ocultos de la gente ¡Leer entre líneas! Entrena tus
ojos para seguir los resultados de las acciones de los demás. Aprende a ver las
circunstancias externas. Jesús dijo: “Por sus frutos los conoceréis” ¡Nunca evalúes
a nadie por sus buenas intenciones! Porque de buenas intenciones está lleno el
infierno.