Cierto día un asno viendo que se le acercaba un lobo y que no
podía escapar de él, simuló encontrarse cojo. El lobo acercándose le pregunta
la causa de su cojera. El borrico le responde que se le había introducido una
espina en una de sus patas y añadió: - Quíteme, por favor, esa espina señor
lobo y devórame cuanto le plazca, sin temor de lastimarse la boca. El lobo al
oír esto se dejó convencer mansamente y decide quitarle la espina pero al
levantarle la pata del asno, este recibió tan terrible patada que se quedó sin
un solo diente en las mandíbulas. -Bien merecido lo tengo, porque siendo mi
oficio carnicero ¿Por qué me metí a curandero? - Dijo el lobo…