martes, 2 de mayo de 2017

No seas sabio en tu propia opiniòn


En cierta ocasión, un hombre de gran erudición, fue a visitar a un anciano que era considerado como un sabio con la intención de aprender de su conocimiento. Cuando llegó a su presencia no pudo evitar el dejar constancia de su condición de erudito, opinando y sentenciando sobre cualquier tema a la menor ocasión que tenía oportunidad. En un momento de la visita, el sabio lo invitó a tomar una taza de té. El erudito aceptó, aprovechando para hacer un breve discurso sobre los beneficios del té, sus distintas clases, métodos de cultivo y producción. Cuando el sabio empezó a servir el té a su invitado, la taza comenzó a rebosar, pero el sabio continuaba vertiendo té impasiblemente, derramándose ya el líquido sobre el suelo. -¿Qué haces maestro? – clamó el erudito - ¿No ves que la taza ya está llena? El sabio contestó: -Tú, al igual que la taza, estás lleno de tus propias creencias y opiniones. ¿De qué te serviría que yo tratara de enseñarte nada?