martes, 2 de mayo de 2017

Nunca llegue tarde


El párroco se estaba retirando después de 25 años a cargo de la parroquia y los feligreses decidieron ofrecer una cena de despedida en su honor. Se escogió a un destacado político local, miembro de la parroquia, para dar un pequeño discurso durante la cena. Pero se retrasó y el sacerdote decidió entonces decir unas breves palabras mientras esperaban al político. "Obtuve mi primera impresión sobre esta parroquia en la primera confesión que debí escuchar. Pensé que había sido destinado a un lugar terrible. La primera persona que entró a mi confesionario me dijo que había robado un televisor y que, al ser detenido por la policía, casi había matado al oficial. Había robado dinero a sus padres, sustraído mercancía de su sitio de trabajo, había tenido un romance con la esposa de su jefe y tomaba estupefacientes. Yo estaba anonadado... Pero a medida que pasaban los días, me di cuenta que la gente de esta parroquia no era nada así y que ciertamente había venido a una comunidad llena de gente buena y amable...". Justo cuando el sacerdote terminaba sus palabras, el político entró al salón, disculpándose por la tardanza. Inmediatamente comenzó su presentación y el discurso en honor del párroco saliente. "Nunca olvidaré el primer día que el Padre llegó a nuestra parroquia", dijo el político. "De hecho, tuve el honor de ser el primero en confesarme con él."