A veces es necesario sufrir las consecuencias de nuestros actos
para poder aprender de nuestros errores. ¡No hay hombre más sabio que aquel que
pone en práctica lo que aprende! A veces se gana, a veces se pierde, pero
siempre se aprende. “Aprendió tanto de sus errores que cuando tropezaba, en
lugar de caer, volaba…” mencionó Rovira en una ocasión. Aprender es siempre un
regalo, incluso cuando el dolor sea el maestro. Muchos no aprenden porque pasan
todo el tiempo negando sus errores, de ahí que es imprescindible ser humilde
para admitir los propios errores, inteligente para aprender de ellos y maduro
para corregirlos. Ahora, ser inteligente es aprender de tus propios errores,
ser un genio… es aprender de los errores de otros. Alguien dijo: “Aprende de
los errores de los demás, porque no se puede vivir lo suficiente para
cometerlos todos tú mismo. El aprendizaje de los errores también es importante
para “no repetir” los mismos errores. Una cosa es tropezar con la piedra y otra
muy diferente encariñarse con la piedra. Si vas a cometer errores, ¡Que sean
nuevos! Alighieri dijo: “Recuerda aprender de las lecciones que te ha dejado tu
pasado, para no volver a cometer los mismos errores en tu futuro” Animo! No hay
nada que enseñe más que equivocarse. Es parte de la vida cometer errores. Lo
importante es ser valiente, aprender la lección y seguir avanzando. Aprender
una lección de cada error se llama EXPERIENCIA.