Decía José Martí que “Triste cosa es no tener amigos, pero más
triste es no tener enemigos, por que quien enemigos no tenga, es señal de que
no tiene: Ni talento que haga sombra, ni bienes que le codicien, ni carácter
que impresione, ni valor temido, ni honra de la que se murmure, ni ninguna cosa
buena que se le envidie.” ¿Cómo ganar enemigos? ¡Es fácil! Sea inteligente,
elegante, sincero, alegre, honesto, servicial y feliz. ¡Prospere en la vida y
ya verá! Hay que acostumbrarse a vivir con los enemigos, ya que no a todos
podemos hacerles nuestros amigos. Estate quieto cuando tu enemigo te sonría: la
fiera muestra sus dientes antes de atacar. Los enemigos realmente no te odian,
se odian a ellos mismos porque tú eres el reflejo de todo lo que ellos
quisieran ser. Perdona siempre a tu enemigo. No hay nada que le enfurezca más.
Dice un proverbio sioux: “Que mis enemigos sean fuertes y bravos, para que yo
no sienta remordimiento al derrotarlos”. ¿Acaso no destruimos a nuestros
enemigos cuando los hacemos amigos nuestros? Que Dios bendiga y de fuerza a mis
enemigos, así ellos de pie podrán verme triunfar. Ama a los que te odien porque
son tus mayores fans, dedican demasiado tiempo a pensar en tu vida. A los que
hablen a tus espaldas, dales las GRACIAS ¡Es señal que estás por delante!
¿Cuándo debes temer a tus enemigos? Cuando empiezan a tener razón…