Extrañar es ese vacío de alguien que se fue. Un dolor
inexplicable, que no hay palabras que lo consuelen. Sabes de qué se trata, solo
si lo vives. Extrañar es el precio que se paga por vivir momentos inolvidables.
Esa manía de quererse, extrañarse, estar pendientes el uno del otro y estar
separados por el orgullo. Dices que te rompió el corazón una vez, pero su
recuerdo te lo rompe mil veces… La triste realidad es que todos extrañamos a
alguien y deseamos que donde sea que esa persona esté, también nos extrañe a
nosotros. Aquí se confabula la “distancia”, porque no sabes si te están
extrañando o te están olvidando. Dicen que las cosas siempre pasan por algo.
Pero como entender por qué se perdieron cuando más falta se hacía! Se dejaron
cuando más se querían… El la extraña, ella lo piensa. Él quiere escribirle,
ella quiere que le escriba. Él no lo hace, ella tampoco… Tienen una rara manera
de extrañar, fingiendo que no les importa y unas ganas de cerrar los ojos, deseando
que todo vuelva a ser como antes. Se comunican en silencio y ambos se dicen: “Sé
que me extrañas y yo también pero Shhh… sigamos fingiendo que somos fuertes. “No
sé por qué, dice Benedetti, pero hoy me dio por extrañarte, por echar de menos
tu presencia. Alguien dijo que el olvido está lleno de memoria”. ¿Sera verdad
que es mejor extrañar en secreto a alguien que decírselo y no tener una
respuesta? ¿Qué tal si respiras profundo, escribes “HOLA”, y oprimes ENTER? ¡Y que sea lo que Dios quiera!